viernes, 4 de enero de 2013

Comentarios del maestro Sawaki sobre el Shodoka



Shodoka de Yoka Daishi

Segundo Poema:
La verdadera naturaleza de la ignorancia
es la naturaleza de Buda.
El cuerpo vacío e ilusorio de la ignorancia
es el cuerpo del dharma


 Maestro Sawaki

Buda y el demonio tienen el mismo rostro

"La verdadera naturaleza de la ignorancia es la naturaleza de Buda." Eso que llamamos "ignorancia", es la "no-comprensión." Esa es la raíz de toda confusión. De la misma forma que vemos una separación entre la ignorancia y el satori, también pensamos que Buda y el demonio son dos cosas diferentes. Pero no son dos. Comprender que Buda y el demonio tienen el mismo rostro exige una profunda contemplación, creo yo. No hay división en dos. Es una sola cosa que se puede ver en tanto que Buda y en tanto que demonio. La base es una. A este propósito, Shoken Kotaigo escribió: "Según el corazón del que lo posee, el oro puede ser un tesoro o un demonio." El oro, esa simple cosa, puede volverse un tesoro o un demonio. A menudo, por mucho que penen los padres para ahorrar dinero, eso no resulta beneficioso para los hijos.

¿Entonces es mejor ser pobres? A fe mía, si nuestro cuerpo está sano, irá bien; pero si la pobreza va a pervertir vuestro carácter, es una pobreza sin esperanza. Si no corrompe vuestro carácter, la riqueza puede ser buena. Es cómodo tener dinero. También yo lo sé. Pero según la persona que lo posee, el dinero puede ser amigo o enemigo. Si bien hay personas a quien la pobreza amarga, las hay también a quienes la pobreza refuerza su espíritu de independencia. Es sólo una cuestión de espíritu, una forma de pensar. Si hacéis algo mal, vuestro padre os regaña, pero cuando tenéis necesidad de él y no está, os sentís muy solos. Sin embargo no es más que un solo y mismo padre. Entonces, ¿dónde está la raíz de todo esto? Simplemente en nuestra manera de cegarnos. La fuente de toda ignorancia está en nuestra propia ceguera.

Miyamoto Musashi escribió el Dokukodo. Tomó prestado el título de una frase del Shodoka que dice: "Va siempre solo, camina siempre solo." Es muy divertido.
Para la práctica del samurai, el budo solo no era completamente satisfactorio. Generalmente se encuentra el bushido en el corazón del espíritu japonés. Es interesante constatar que estos samurais estaban comprometidos en la Vía del Zen. Si se mira el budo y el Zen (que se llama el Zen de los samurais), se tiene la impresión de que hay siempre una iluminación neta entre los samurais. Si se intenta comprender el lugar que ocupa el budismo en la vida de los samurais, aunque se anuden los cabellos en un moño, porten dos espadas y proclamen fieramente: "Yo soy Tal y Tal", a uno le embarga el sentimiento de que la actitud vital del Zenestaba encarnada en el samurai japonés. En las crónicas del budo se pueden encontrar muchos ejemplos que ilustran esto.

La segunda línea del Dokukodo dice. "No busques los placeres para ti mismo." La ignorancia humana, esta búsqueda de placer. Poco después, en la quinta línea pone: "Tómate a la ligera y a los otros en serio." Profundamente, no se toma uno mismo a la ligera. Debemos considerar la vida con gravedad. Pero los antiguos samurais que se hacían el hara-kiri pensaban todos que era justo poner fin a su vida. Consideraban las cosas con una daga puntiaguda sobre el vientre. "¡Si fracaso, me apuñalaré!." Ellos se tomaban a la ligera y a los otros en serio.

Pero en nuestros días es a los otros a quien sacrificamos. No se piensa más que en sí mismo, y en llenarse los bolsillos. Si alguien tiene un tropiezo, se lamenta, expresa numerosas quejas y huye. Eso es porque se toma en serio y a los otros a la ligera.

Después de esto, la sexta línea es alegre. El samurai de antaño tenía verdaderamente una buena manera de comprender las cosas. Musashi escribió este Dokukododurante sus últimas horas.
Se dice que murió el 191 día del 51 mes del 21 año de Shoho; escribió pues este texto una semana antes de morir. El original es un rollo conservado en Kumamoto.

Hay un individuo que ha venido a verme con los ojos inyectados en sangre, y el rostro mostrando los signos de una depresión nerviosa. Me ha dicho: "No sé si voy a aprobar el examen de funcionario." Probablemente quería practicar zazen para curar su depresión nerviosa. Entonces le respondí: "Si alguien como usted no aprueba el examen, es porque hay otros que son mejores que usted, así que, ¿no es ésta una razón para alegrarse?." "¿¡Qué!?", respondió él. Yo no puedo hacer nada si este tipo es un tonto que no puede comprender esto. Y como el mundo está lleno de esta clase de tontos que no pueden comprender las cosas a ese nivel, no merece la pena ni contar esta historia. "Si usted lo consigue, eso quiere decir que no hay nadie mejor que usted. ¿No comprende hasta qué punto es triste para nuestro país el que haya tanta gente inútil de su género?", le dije. "¡Oh!", respondió él. Estaría muy bien que la gente comprendiera las cosas a este nivel pero se contentan con lamentarse de sus propios fracasos. Sería mejor que pensaran: "Si no he aprobado el examen es porque hay muchos individuos mejores que yo. Aunque el Japón ya no es lo que era, todavía queda un buen número de gente dotada. Es mejor que me retire, y que esté agradecido por no haber conseguido el puesto." Pero la gente no comprende esto. Los que lamentan sus fracasos son más numerosos que los que se inquietan poco de sus propios asuntos.

Encontramos seguidamente: "En el bien como en el mal, no envidies a los otros." Los antiguos samurais no envidiaban a los otros, pero en nuestros días, numerosos son los que están roídos por la envidia. Es una situación deplorable y me gustaría corregirla de una manera o de otra.

Con la lectura de este Dokukodo, uno se apercibe de que, aunque sea muy corto, cada frase acierta el centro de la diana.

continúa...