lunes, 13 de junio de 2011

poemas del monje loco


Ryōkan
(良寛) 1758-1831, también conocido como "Daigu" (el gran loco)

Ryōkan fue un monje budista zen, calígrafo y poeta que vivió en Niigata (Japón). Era descendiente de una familia acomodada, su padre poeta de cierto renombre, ejercía la jefatura del poblado, el joven Eizo pasó su juventud dedicado al estudio. A los dieciocho años decidió entrar en un monasterio zen. Allí cambió su vida. Estudió con el famoso maestro Kokusen. El monje Ryōkan compuso muchos wakas en un estilo naïve evadiendo intencionalmente las reglas complejas y el estilo tradicional del waka.

Después de la muerte de su maestro, Ryokan fue reconocido como el único heredero de la transmisión del dharma. Pero a pesar de haber sido designado como sucesor de Kokusen, elegirá partir. Pasará los próximos veinte años en una ermita en la montaña. La llamará Gogo an.

En sus últimos años conoce a Teishin, una monja zen joven, con la que mantuvo una íntima amistad. Al final de su vida, dejará Gogo an para instalarse en la residencia de su amigo Kimura Motoemon.

Sus poemas expresan la simpleza y claridad de un espíritu libre y el perfume de la práctica de zazen.


Poemas de Ryokan


¿De dónde viene mi vida?

¿Adónde va?

Me siento en soledad en mi cabaña y medito en silencio;

con todo mi pensamiento, no sé de dónde ni llego a ningún adónde;

así es con mi presente, eternamente cambiante: ¡todo Vacuidad!

En esta Vacuidad está el ego por un tiempo, con sus síes y sus noes;

no sé dónde establecerlos,

yo sigo mi karma en su movimiento, perfectamente contento.


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La lluvia ha cesado, las nubes se disiparon,

el cielo está otra vez sereno.

Cuando el corazón es puro, todo es puro en el universo.

Confiando mi cuerpo al curso de las cosas, renuncié al mundo para ser libre.

Con la luna nueva y las flores he de pasar el resto de mi vida.


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Calma noche bajo la ventana vacía.

Sentado en meditación, envuelto en mi robe (kesa) de monje,

ombligo y nariz permanecen correctamente alineados,

las orejas y los hombros en el mismo plano.

La ventana es blanca, la luna acaba de salir;

la lluvia ha cesado, alguna gota cae todavía...

En este preciso instante, mi sentimiento es extraordinario,

vasto, inmenso,

sólo por mí conocido.


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El pasado quedó atrás,

el futuro aún no ha llegado, el presente se nos escapa;

las cosas cambian continuamente, sin ningún fundamento firme;

tantos nombres y palabras confusamente creados por sí mismos,

¿cuál es la utilidad de la vida, que transcurre inútilmente día a día?

No retengas tus viejas ideas; no persigas tus nuevas fantasías;

sincera e incondicionalmente, indaga y reflexiona en tu interior;

indagar y reflexionar, reflexionar e indagar,

hasta que llega el momento en ya no son posibles más indagaciones;

ese es el momento en que podrás comprender que durante toda tu vida has estado en el error.