martes, 28 de febrero de 2012

El secreto encanto de la tradición oral


Enseñanza del maestro Kodo Sawaki


De todos los métodos de enseñanza es el más eficaz. Podemos estudiar solos una vida entera sin ningún provecho. Lo mismo pasa con el manejo del sable y todas las prácticas. No es suficiente gritar "¡Ya, ya!" sin razón y golpear, pues podéis estar seguros de que corréis a vuestra perdición. Pero conforme a las reglas, si os ponéis en guardia y vuestra postura es justa apuntando "¡ya!" tocáis al adversario. Todo el secreto está en la postura. El maestro la ha heredado de sus ancestros y en que sigáis o no su enseñanza, está la diferencia.

 Conozco una anciana que enseña a sus nietos la costura, la ceremonia del té, el koto y toda clase de cosas. Tuve la ocasión de verla hacerlo. Cuando se limpia un cuello de crêpe japonés, frotándolo demasiado fuerte con jabón, se reduce y se arruga. La abuela llamó a su nieta y le dijo: "¡Mírame como lo hago!" Hizo calentar agua en una marmita hasta que hirviera a borbotones y pidió a su nieta coger una extremidad de la tela y estiraron cada una de un lado, por encima del vapor para distenderla, después la puso a secar.

 Este ejemplo de savoir faire enseña exactamente lo que entiendo por tradición oral. Todo lo que me oís decir sobre la enseñanza del Buda es un tradición oral, porque ella sola permite coger los secretos y entenderlos bien, incluso si acabamos siempre por escribirlos en un papel. La transmisión secreta hace ver al instante, por eso es tan importante. Zazen es el secreto de la enseñanza de Buda que desde la antigüedad los maestros se enfloraron a los discípulos: "¡Estirad los músculos de la espalda! ¡Empujad el cielo con la cabeza! ¡Empujad los intestinos, el pecho hacia afuera, es normal! ¡Dejad caer los hombros....!" ¡Sino conocéis la tradición oral, venís a hacer solo tres días de sesshin y estáis tan agarrotados que lloráis! En la practica hay cantidad de experiencias como esa. Constituyen la transmisión secreta y se enseñan de generación en generación. Las obras de Dogen, el Fukan Zazengi y los dos capítulos del ShobogenzoBendowa y Zanmai ô zanmai así como el Zazen Yöjin-ki de Keizan Jokin pertenecen a esta tradición.

 Cuando alguien os ha enseñado una buena postura, sentís reconocimiento y espontáneamente, hacéis gasshô. Os sentís bien y tenéis ganas de sentaros en zazen. Si vuestra postura es mala, vuestro humor también. Es por esta razón que me afeito los pelos. Crecen enmarañados y cuando estoy en este estado me siento mal en mi piel de monje. Cuando estoy afeitado, me siento en armonía conmigo mismo. Mi humor es diferente según que lleve un hakama o el kesa que venero. "Cuando de repente, entendéis el zen de Buda" os afeitáis el cráneo y lleváis el kesa: estáis exactamente en el espíritu de zazen. Sino, no es el zen de Buda.
 Cráneo afeitado y vestidos con el kesa, si practicáis zazen y vuestra postura es justa, ninguna ilusión puede entrar. Si hay el menor intersticio, dejáis penetrar el zen animal o el zencupido y abrís a lo grande la Vía a una inundación de deseos humanos. Como los deseos humanos son ilusiones, estaréis protegidos si hacéis zazen guarneciendo todas las aberturas. Cuando estáis simplemente sentados, shikantaza, en una postura exacta, nada puede infiltrarse.
 Un maestro preguntó a un joven monje que hacía zazen: "¿que haces?" El joven monje le contestó "no hago nada" "¿¡Cómo no estás haciendo zazen!?" dijo el maestro. "No, no hago nada, ni siquiera zazen." Este joven monje practicaba un zen muy fuerte. Respiraba. Nada más penetraba en él. No hacía zazen para obtener el satori u otra cosa. Estaba simplemente sentado en zazen. Es lo que se llama shikantaza: Estar completamente concentrado en el acto.

 Un día, un tipo listo, me dijo "Entiendo que la Vía de un monje sea shikantaza pero yo, ¿puede ser shikantaza bebiendo un vaso de whisky?" Algunas personas interpretan lógicamente que se puede practicar durmiendo, comiendo o divirtiéndose. Claro que se puede, pero no será fácil para el que no haya hecho la experiencia de vivir shikantaza en la mesa, en la cama o en los servicios. ¡Toda el problema está aquí!
 A propósito de esto, Dogen escribió en el Fukan Zazengi: "no importa la posición del cuerpo sentado o tumbado" Más lejos en el Shodoka, encontramos esta frase: "Andar es zen, sentarse lo es también. El que habla o se calla, en movimiento o en reposo, su cuerpo está en paz." Cuando comprendemos el zen de Buda y le realizamos en la vida cotidiana: "Las seis perfecciones y las diez mil practicas se cumplen plenamente en el cuerpo." Zazen se convierte en vuestra vida cotidiana. ¡Claro, no es cuestión de quedarse fijado en zazen indefinidamente! Incluso Bodhidharma no lo hizo. En su caso, la leyenda ha trascendido la verdad histórica. Imaginar como algunos escritores o místicos que olía mal por quedarse nueve años sin moverse, ¡que estupidez! Si comió y bebió también fue al servicio. Probablemente leyó. Se vistió y entonces lavó su ropa. Por otro lado, ningún organismo abría sufrido nueve años de inmovilidad sin atrofiarse o deteriorarse. Es evidente que tenía otras ocupaciones. Zazen era la sustancia de su vida y de su actividad. Dormía a la noche, hacía kin hin, preparaba su comida y empezaba de nuevo cada día. Realizaba el zende Buda en cada uno de sus actos. Es lo que llamo " estar siempre en el dial de Buda".



 Dogen ha escrito en el capítulo Zanmai del Shobogenzo: "Zazen trasciende este mundo instantáneamente". Nos hace penetrar en el secreto de los patriarcas y convertirnos en Buda. Al salvar las prácticas erróneas o heréticas, nos permite acceder a la morada del Buda. Zazen solo, nos permite alcanzar el Despertar perfecto del Buda. Lo que quiere decir que hacer zazen, es realizar el zen de Buda.

 Prefiero utilizar la palabra percibir a la de comprender, porque el Despertar es una percepción intuitiva. Keizan la emplea también en el Zazen Yoshin-gi: "Cuando llega la percepción del despertar, estamos naturalmente en armonía." Diciéndolo de otra manera, si vuestros músculos están en situación de armonía y de paz, os despertáis. Vuestro cuerpo está de acuerdo con el Buda, sentís que vuestra naturaleza es la del Buda.

 Se cuenta que antiguamente alguien practicaba zazen llevando encima de la cabeza un  objeto de hierro de 25 centímetros de altura y otro, una bola parecida o semejante a las que adornaban las barandillas de los puentes. ¡Sin duda se quedaban inmóviles! Yo 
mismo, cuando era joven, practiqué zazen con una taza de té llena de agua sobre la cabeza y si me movía un poquito, se caía. Es cierto que esto permite obtener una postura tensa. Las caderas se enderezan, las rodillas empujan el suelo, los músculos del cuello se estiran. 
La postura de zazen que permite percibir la última Realidad es extremadamente rigurosa.

(extraido de los comentarios del maestro Kodo sobre el Shodoka)


Domingo 4 de marzo: Mañana de zazen (7 hs. + genmai y 10.30 hs.)


viernes, 24 de febrero de 2012

Enseñanza del Maestro Kosen


“Nuestro ser esta constituido, según la filosofía budista, de cuatro elementos que son: la tierra, el agua, el fuego y el aire. Estos son los cuatro elementos que constituyen nuestro cuerpo y también nuestra conciencia.

Comencemos pues, por el elemento tierra que es la gravedad, la solidificación de nuestra conciencia.

La realidad, la conciencia de los seres, también lo que soporta; el zazen toma apoyo en la tierra. Todo debe tomar apoyo, para devenir, para existir, para manifestarse. El agua es un elemento entre la materia y el vacío; es la memoria de lo que soñamos y que se realizó en nuestro sueño. El aire, durante zazen, es el vacío. El aire debe devenir sólido, consistente, cuando respiran, "Ku soku ze shiki", el aire debe manifestar su potencia, su fuerza. Deben tomar apoyo sobre él, es el secreto de la respiración. Antes les dije que debían tomar apoyo sobre la tierra, debemos tomar también apoyo sobre el aire.

Por otra parte, Dogen lo dice él mismo en el capítulo "inmo", donde dice que cuando caemos a la tierra nos servimos de la tierra para enderezarnos nuevamente. Después dice que cuando caemos en el vacío, nos servimos también del vacío para enderezarnos. Pues todo eso lo podemos comprender durante zazen. El fuego es la luz, es lo que permite transmutar un cuerpo vulgar, un ser vulgar, en Buda. Estos cuatro elementos están en plena actividad durante nuestra práctica.

El zazen no es solamente pasivo, es también creativo.

Allí es donde el agua interviene. No toman la buena postura solamente con su voluntad, con sus músculos, pero la conciben en tanto que Buda, buena postura, equilibrio, calma, sin tensión, sin angustia. Ustedes conciben, el agua recuerda. El agua lo manifestará. Somos casi noventa por ciento agua. Este concebir no es un pensamiento, es el pensamiento absoluto, el pensamiento sin pensamiento. La relación entre la tierra y el aire es muy importante. Es decir, entre esto en que toman apoyo durante zazen.

Decimos siempre: empujen la tierra con las rodillas. Eso y el aire, es decir, la respiración. No deben nunca parar de respirar, perturbados por sus pensamientos. Es encontrando el equilibrio entre el aire y la tierra que podemos abandonar el cuerpo y el espíritu.

El Maestro Ejo dijo: si su inspiración y su expiración va y viene en una armoniosa ida y venida (pues no hay expiración de un lado e inspiración del otro) hay unas idas y venidas, unas armoniosas idas y venidas, yo digo incluso, un círculo. Dice: si su inspiración y expiración va y viene en un armonioso vaivén, entonces no queda más que un zafu bajo el cielo vacío, exactamente el peso de una llama.

Allí nuevamente el fuego sobreviene, la llama, es decir, el fuego es la transmutación de la materia en energía”.