miércoles, 24 de septiembre de 2014

Manual de las Emociones



Abordar al ser humano en toda su complejidad parece una tarea absurda e imposible. Somos una perfecta combinación de elementos afectivos, cognitivos, orgánicos, sociales, culturales y espirituales.

Esta intrincada red de esferas muta a través del tiempo y se retroalimenta, convirtiéndonos en seres únicos, creativos e irrepetibles.

El objetivo de este trabajo es explorar la profundidad de esa complejidad, descubriendo nuestro infinito potencial. Las emociones abren el camino para comprender las raíces de lo que nos hace humanos: nuestra identidad individual y global.

Recorriendo desde la química y los orígenes de la vida hasta la participación de la cultura en nuestro estado mental, intentaremos brindar un panorama de todas las temáticas que consideramos centrales.

Plantearemos interrogantes que datan desde lo más antiguo de nuestra creación, e intentaremos iluminar con lenguaje sencillo y accesible la llave de lo que todos aspiramos: una vida mental sana, equilibrada y consciente.

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domingo, 21 de septiembre de 2014

Pensamiento creativo


Crear es producir o manifestar algo de la nada, pero también significa realizar algo partiendo de las propias capacidades.

Crear es imaginar.
  


Toda creación comienza con una idea

La idea es siempre la causa. La causa es inmóvil, es eterna.
El pensamiento es el efecto. El efecto es movimiento, es fugaz.

El universo es una creación espiritual.

Cada cosa creada es un reflejo o una extensión de la mente que la creó.

Cada creación es un acto espiritual, cada cosa que se crea es una creación de la mente. La mente es lo único que hay. Es la causa original y la sustancia de todo lo que existe.

Cada creación manifiesta o refleja la idea o la imaginación del creador, y esto es válido para cualquier creación en el universo, ya sea un cuanto de energía, una célula, una canción, un ladrillo o una galaxia.

La mente no es el reflejo pero el reflejo es la mente

Un antiguo poema Zen dice:

“Cuando te miras en un espejo,
Forma y reflejo están frente a frente,
Tú no eres el reflejo,
Pero el reflejo es tú”.


 Cualquier cosa creada contiene en su esencia la mente que le dio forma e impulso. La creación no es la idea, solo la expresa, existe únicamente como creación de la mente.

La mente que se mueve se conoce como pensamiento.

Pensar por sí solo no es pensamiento creativo. 
Para poder crear, la mente debe actuar. Aplicar, mediante la energía, la idea o imaginación y plasmarla en el mundo físico.

Si la Mente Universal se hubiera limitado solo a imaginar, nuestro universo de forma y movimiento nunca hubiera existido. No hubiera sido creado. Estaría limitado solamente a la idea de sí mismo, a su imaginación, pero sin forma y vacío.

El universo creado es el resultado del pensamiento y de la acción equilibrada

 

El Creador del universo puede hacer sólo dos cosas: pensar y actuar

Para poder expresar su idea debe moverse, actuar, tiene que salir de la inercia y romper el equilibrio.

La esencia es equilibrio.
La manifestación es desequilibrio.
La idea es equilibrio.
La creación es desequilibrio.

El estado de equilibrio es inmóvil. Cero. Para poder manifestarse debe moverse, abandonar su punto de reposo, así comienza a oscilar.

Este movimiento corresponde a cargas o polos que se separan y vuelven a unirse, invirtiendo rítmicamente su polaridad, vibrando a velocidades cada vez más altas (de acuerdo a la intensidad del deseo y a la complejidad de la idea), lo que genera en la única sustancia del universo: la mente o conciencia, un aumento en su densidad, yendo desde el éter sutil hasta la materia sólida.

La ciencia a medida que trata de comprender y evoluciona, cambia sus teorías y amplia sus descripciones acerca del universo: espuma cuántica, supercuerdas, partículas virtuales, quarks, fotones, electrones, átomos, moléculas, etc. Pero estas no son más que interpretaciones humanas relativas intentando demostrar leyes absolutas de la naturaleza. 

Estas descripciones son relativas porque solo describen el efecto, que se manifiesta como forma, color y movimiento, dentro de la estrecha banda de percepción que nuestros sentidos logran captar.

Esta falsa objetividad (léase: “ver para creer”), es la causa de tantos malos entendidos y errores de la ciencia y la cultura materialista.

Solo se puede comprender el universo creado si se comprenden las maneras de su creador, y el Creador solo hace dos cosas: pensar y actuar.

Por lo tanto un ser humano, siendo su conciencia una extensión de la mente del Creador, también puede hacer dos cosas: pensar y actuar

Su universo de cosas creadas, personas y situaciones es un desequilibrio en si mismo, es un reflejo del espíritu inmóvil, de su imaginación. Es el efecto.

La ignorancia de una persona consiste en desconocer su esencia eterna e inmóvil y su poder personal

Nuestro ser expresa una idea superior y por eso se dice que estamos siendo creados.
Basta con considerar que más del 95% de nuestra conciencia permanece oculta, no es consciente, nuestra pobre experiencia consciente que es el 5% restante, en el mejor de los casos, es simplemente emergente, es el resultado de procesos no conscientes. Es el efecto, es la reacción. Por eso es un error identificarse con esta actividad fugaz y relativa de la mente.

El poder personal significa pensar y actuar a la manera del universo

Y para esto hay que conocer sus maneras. Conocerse a si mismo, es conocer las maneras del universo y las leyes naturales, porque también somos una creación, somos la naturaleza y compartimos la misma y única esencia con todo lo creado.

Las creaciones de la naturaleza son infalibles porque nacen del equilibrio de poder entre sus dos principios creadores, o sea, pensamiento y acción. 



Las creaciones de los seres humanos son falibles y esto se debe a la falta de capacidad para equilibrar sus pensamientos con sus acciones. 




La naturaleza es absoluta

Las leyes de la naturaleza surgen del desequilibrio. Sin desequilibrio no hay movimiento ni forma.
Para poder manifestarse, el principio creador debe romper su equilibrio


Sin desequilibro no hay movimiento

Cada creación que se manifiesta en el universo existe (se forma) fiel a la idea original. 
Las aspiraciones y conceptos del ser humano rara vez pueden ser fieles a la idea original. 
Sus pensamientos y acciones rara vez se equilibran. 

Cuando una persona que concibe una gran idea puede equilibrar el poder de ese pensamiento con una serie igualmente equilibrada de acciones, que logren materializar esa idea, es considerado por todos los demás como un genio.

El éxito de esa persona radica en su capacidad relativa para plasmar de la forma más fiel una idea absoluta.

El pensamiento creativo es aquel que logra manifestar la idea original mediante la creación de una forma.

Cuanto mayor sea la capacidad de una persona para expresarse creativamente, manifestando los principios universales que fluyen a través de ella, mayor será su poder. 
La fuerza creadora universal, manifestada por medio de principios o leyes naturales, debe ser el modelo para el ser humano, su guía y su objetivo.

La información es energía
El conocimiento es poder
La creatividad es acción

El conocimiento de sí mismo no es poder, tampoco la capacidad de generar grandes pensamientos constituyen tu poder personal, porque pensar sin la acción no crea nada
Ninguna idea puede ser manifestada.
El pensador no ha demostrado su creatividad hasta que no ha actuado para que se manifieste la forma concebida en su imaginación.

Pensar sin imágenes de acción, es como tratar de anudarse los cordones del calzado solo con la mente, se parece más a la imaginación del tonto. 



Un soñador o un visionario que no actúa para dar forma a sus sueños y visiones no expresa su poder. Es impotente, a pesar de que su inspiración sea la más poderosa jamás concebida por una mente humana. Son ideas vacías. No le sirven para nada a los demás ni a si mismo, aunque su éxtasis interior le haga sentirse como un dios.

Por otra parte, y por la misma razón, la acción sin pensamiento no constituye poder

Solo a través de la acción no se crea nada

A través de la acción sin imaginación, las cosas creadas por otros no son más que repeticiones. Son acciones expresadas sobre los cimientos de las creaciones de otras personas.
Las personas que actúan sin pensar, no son los creadores, son la mano de obra
Los obreros son seguidores de líderes que crean. En cierto sentido, son como extensiones físicas de la mente de su líder. 

Desde este punto de vista podemos clasificar básicamente a los humanos en dos grupos:
Los que crean y los que siguen (a los que crean), o sea, los que piensan y lideran por un lado y la mano de obra por el otro.


 Algunos son más dotados para pensar y otros para actuar, actualmente hay un tercer grupo en crecimiento aparente: los que no saben hacer nada excepto seguir y repetir.

Pero están aquellos que equilibran su mente con sus acciones y se liberan del yugo y las limitaciones impuestas por otros y por su propio ego.

Pensar es una actividad de la mente y actuar es dominio del cuerpo

La mente del sabio tiene como fuente de inspiración a la mente del Creador (la mente universal, la conciencia cósmica, Dios...), de la cual este universo creado debe su existencia y su saber. 

Para la mente del pensador no hay limitaciones porque la mente es infinita.

La mente del seguidor o repetidor está atada a su cuerpo, por lo tanto sus limitaciones son las limitaciones de los sentidos y de la realidad material a la cual está confinado. 
El seguidor o mano de obra, se resiste al cambio, porque solo está capacitado para repetir las cosas como son, no puede pensar ni actuar por si mismo.


El sabio no tiene miedo a nada, está por encima del miedo
El seguidor teme todo. Su objetividad engendra en él miedo a todo

La esencia eterna del ser humano, su centro inmóvil, es el reino de Dios, la luz quieta y silenciosa en torno a la cual emergen vibrando múltiples luces y campos de energía enroscados que usualmente llamamos "persona". 

No existe una expresión de poder allí, en absoluto, con excepción del poder expresado en la materia misma, hasta que esa persona “despierta” al conocimiento, es decir, comienza a pensar por si misma y a saber. A partir de ese momento puede expresar y desarrollar su poder personal y expandir su conciencia, sus habilidades y su capacidad de adaptación.

El único poder que tiene un ser humano está en su conocimiento. Y todo ello se expresa solamente por su pensamiento. Sin embargo, el trabajo debe ser realizado con el fin de expresar el poder.

La materialización en el plano físico es el resultado de la acción

Pero el poder que expresamos no está en el cuerpo. El poder que expresamos se encuentra en la raíz, en nuestra esencia sutil e invisible, en el punto cero, inmóvil y silencioso en nuestro interior, donde se origina la luz, el movimiento y todas las cosas. 

En ese punto de apoyo inmóvil está todo el poder. 




La acción que se extiende desde este estado de equilibrio, es la expresión del verdadero poder y es lo que llamamos Creación.


martes, 2 de septiembre de 2014

Puntos de luz en la Creación

Cada uno es un punto en la Creación.
Un punto formado a su vez por una infinidad de puntos.

Cada cosa creada en el universo es un punto con su propio centro y un campo de onda que lo rodea. Cada partícula es un punto, cada átomo es un punto, cada molécula es un punto, cada célula es un punto, con su propio centro, su propio campo y su propia conciencia.

Tu propio cuerpo, formado por millones y millones de células, tiene su propio centro,  con sus campos de onda y su conciencia. Al mismo tiempo, tu cuerpo es un punto que forma parte de un cuerpo mayor que también tiene su conciencia.

 

El universo es un solo cuerpo, una sola conciencia, que manifiesta infinitos puntos e infinitas conciencias. La multiplicidad de formas y conciencias es simplemente la Mente del Creador manifestándose en diferentes niveles.

Cada punto de la creación contiene el deseo del Creador. Cada punto es un punto de deseo.

La Creación expresa deseo y contiene en cada punto centrado este deseo

Y cada uno, como una unidad individual de la Creación, es un punto de deseo en el punto cero de este universo de la Mente.

  
Hijos del deseo

Alrededor de ese punto central, que es tu alma, se crea un registro de tu deseo, que se expresa en tu cuerpo y en el campo de ondas que lo rodea, un campo de ondas hecho a tu medida, que expresa la intensidad de tu deseo en el silencio cero del universo inmutable.

Nuestro cuerpo, al igual que todo en la creación, tiene dos mitades: una visible, manifestada, y la otra invisible, no manifestada. La mitad visible, es el cuerpo físico, material y palpable. Es el polo positivo.
La otra mitad es una onda extendida en los campos de energía que rodean al cuerpo físico. Es inmaterial y no se percibe con los sentidos físicos. Es el polo negativo.
  
La medida de tu campo de onda es la medida de la intensidad de tu deseo

 

El molde o patrón del cuerpo que se crea en el interior del campo es un registro eléctrico de tus deseos.
Tu cuerpo es el registro de la suma total de los deseos que se han expresado en los millones de años de su evolución.

Nunca perderás este registro modelado que es tu cuerpo. Cada molécula de ADN (de los billones que posees) contiene toda la información desde el inicio de la vida.
Durante tu gestación en el útero expresas todos estos estadios evolutivos: desde un simple unicelular hasta un ser humano complejo.

  
Cada célula de tu cuerpo contiene toda la información desde el inicio de la vida

Aunque tu cuerpo se desintegre y pierdas conciencia de él por un tiempo, tu alma nunca perderá conciencia de él.
Tu mente ordinaria, atada a tu cuerpo y a tus sentidos físicos, pierde la conciencia del yo individual y su realidad cuando estos desaparecen, igual que durante el sueño. Pero tu alma lo recuerda todo.

El deseo en su conciencia lo recuerda.

El propósito de la experiencia de cada alma en la materialidad del mundo físico es que el Libro de Memorias se pueda abrir y que el alma pueda conocer su relación con su Creador.

La información no se pierde.

Cada punto de experiencia, cada bit de pensamiento, cada molécula de tu cuerpo emocional, dejan un registro impreso en la sustancia del espacio tiempo. A esta sustancia se le ha llamado tradicionalmente éter.

El éter de los antiguos es nuestro actual mundo cuántico, poblado con una multitud de entidades cuánticas conocidas y desconocidas. Es el nivel por sobre el mundo físico, el reino de las partículas que aparecen y desaparecen y se encuentran entrelazadas.

El éter no es una sustancia simple, pero está compuesto de las diversas entidades cuánticas (electrones, fotones, etc) y sus diversas combinaciones ahora comenzando a ser conocido por la ciencia convencional.


Por lo tanto, hay diversos tipos de éter que tiene una gran cantidad de características.
Hasta no hace mucho, la ciencia sostenía la idea de que "el éter no existe" porque no se puede medir, lo cual se demostró es una tontería. La electricidad no era mesurable hace algún tiempo. Las ondas de radio tampoco eran mesurables hace algún tiempo.

Que la ciencia excluya aquello que no pueda comprobar según sus cánones y modelos convencionales, no significa que eso no exista.

Hoy en día no utilizamos el término "éter", ya que se le ha dado una mala reputación. El nuevo término para la misma cosa es plasma, el cual presenta ciertamente muchas variedades o niveles de energía.


Esta sustancia que va desde la tenuidad extrema hasta la densidad de la materia, no es otra cosa que la sustancia de la mente, la vibración de la conciencia en diferentes niveles y planos de correspondencia, pero en esencia se trata de la misma cosa.


Para acceder a la información contenida en estos registros, es decir, para poder abrir el Libro de Memorias (también conocido como registros akáshicos), hace falta energía y dedicación. Acumular energía y concentrar la intención.

Sin estas condiciones solo navegaras en la superficie de tu nivel físico. Pero esta información no se encuentra en el plano material sino en la profundidad de tus niveles esenciales.

Es como una semilla que contiene toda la información para repetir un cuerpo, aunque busques dentro de ella con el  microscopio más potente no encontrarías ni el menor indicio de un cuerpo ¿Dónde se guarda el molde y los elementos para repetir un mismo cuerpo?
La información se guarda en el espacio, en los campos de onda que pertenecen a cada cuerpo. La semilla contiene la esencia y el material genético con las instrucciones para ensamblar ese cuerpo. Los elementos materiales los toma del medio.

No hay nada que se parezca a un cuerpo en el interior de la semilla. Las instrucciones para el ensamblado de las partes y la energía potencial, se encuentran en el ADN dentro de ella, pero sin la contraparte invisible, sin la información presente en los campos de energía que la rodean es imposible la forma y el crecimiento.

Hablamos de campos de energía e información, éter, plasma o simplemente de sustancia de la Mente pero también puedes llamarlo luz. Esta luz es el movimiento de la conciencia, su vibración. Y esta luz puede ser muy tenue y vibrar a altísima frecuencia o desacelerar y materializarse, es decir, densificarse al punto de presentarse sólida al tacto..

Todos los cuerpos están hechos de luz

Recuerda siempre que tu único cuerpo tiene dos mitades opuestas y complementarias, al igual que tu mente tiene dos polos opuestos que se alternan y balancean como un péndulo: pensamiento y no pensamiento. Uno genera y el otro controla. El pensamiento es electricidad, mueve y genera, produciendo trabajo y creación. El no pensamiento es magnetismo, controla, modela, dirige y permite la renovación.


La mitad física y visible de tu cuerpo es la que efectúa el "trabajo" de colectar experiencias, es el vehículo material del cual se sirve el espíritu para aprender y manifestarse, esta parte es la que  conocemos como vida. Es luz cristalizada que sigue las instrucciones de la conciencia.
Mientras que la otra mitad invisible y no manifestada, es el mar de potencialidad  infinita, la sustancia invisible de la Mente, conectada con el Todo.

Luego de un tiempo, debes dejar el cuerpo físico, tu conciencia individual se funde con los campos de energía, vuelve a la sustancia original volcando toda la experiencia colectada y permitiendo la renovación completa del cuerpo físico.

A esto le llamamos muerte, porque no tenemos en cuenta la naturaleza cíclica de la creación e ignoramos que cuando las condiciones sean propicias la semilla dará una nueva forma. La mitad física se manifestará nuevamente para expresar el deseo del Creador y permitir la experiencia y el registro de información.

La luz volverá a materializarse de acuerdo a la información contenida en dichos campos de onda.

Aparición y desaparición, puntos que se prenden, se apagan y se vuelven a prender, esa es nuestra naturaleza.

Somos puntos luminosos que titilan en la inmensidad del cosmos inmutable


domingo, 3 de agosto de 2014

Niveles de conciencia

Budismo y conciencia

A lo largo de los siglos, a partir de la experiencia práctica de zazen, el budismo ha profundizado acerca de los niveles de conciencia y de la verdadera naturaleza de la experiencia consciente.

La palabra sánscrita vijnana, que se traduce como conciencia, incluye una amplia gama de actividades, como la sensación, la cognición, la voluntad y el pensamiento consciente.

En el siglo 4, el gran maestro indio Vasubandhu describía  a la conciencia en 9 niveles.
Según esta enseñanza budista, hay nueve niveles de conciencia que están operando constantemente juntos para crear nuestra vida.


Una sola conciencia con diferentes niveles de manifestación.

vasubandhu
Las primeras cinco conciencias corresponden a los órganos de los sentidos: la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto.

La sexta conciencia es la función que integra y procesa los diversos datos sensoriales con información contenida en la memoria para dar un sentimiento unificador de lo que percibimos, es un tipo de pensamiento general o conciencia, que nos permite identificar la información recibida por los cinco sentidos. Es principalmente con estas seis funciones de la vida que realizamos nuestras actividades diarias.

La realidad que experimentamos está creada por estos niveles de conciencia. que dependen del soporte físico para su aparición. Es el nivel más elemental, corresponde a vibraciones en el plano físico y material. En este nivel la realidad que se percibe es física y por lo tanto más densa y limitada.

A continuación está la séptima conciencia. A diferencia de los niveles anteriores que están dirigidos hacia el mundo exterior, la séptima conciencia está dirigida hacia nuestra vida interior y es, en buena parte, independiente de los datos sensoriales.
La séptima conciencia es la base de nuestro sentido de identidad. El apego a un yo individual, distinto y separado de los demás tiene su base en esta conciencia, así como nuestro sentido de lo bueno y lo malo.

Es el asiento de los valores morales fundamentales y la base del continuo diálogo interno. Se conoce como la conciencia mano. Este estrato corresponde al subconsciente que se describe en la psicología moderna y es en donde reside nuestro sentido profundo del ego.

 Debajo de la séptima conciencia, hay un nivel más profundo, la conciencia ālaya u octava conciencia, también conocida como la conciencia imperecedera o almacén universal. Este estrato de la conciencia contiene la energía potencial, tanto positiva como negativa, creada por nuestros pensamientos, palabras y acciones. Es aquí donde reside la energía de nuestro karma. Alaya Influye en las actividades de las otras conciencias.
Mientras que las primeras siete conciencias desaparecen al morir, la octava conciencia persiste a través de los ciclos de la vida y la muerte.
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La conciencia âlaya, es el inconsciente que contiene y almacena todas las potencialidades y alimenta la conciencia. 
Es el alma universal (anima mundi). La conciencia que recoge y conserva las experiencias individuales y colectivas.

Finalmente, está la novena conciencia. Es el nivel más fundamental. Es el origen mismo de la vida universal, este nivel abarca y sustenta, incluso, la función de la conciencia âlaya. Esta es la conciencia amala, la cual tiene el poder de transformar el flujo de energía e incluso a la materia.

La conciencia tiene el poder de crear universos.


 Medicina China y conciencia

Para la Medicina china, cuerpo y mente son de una misma naturaleza: la curación del cuerpo incluye la de la mente y viceversa.

La diferencia cuerpo-conciencia establecida por la filosofía occidental resulta incomprensible para el pensamiento chino. La importancia que se le concede a la mente y a las emociones es tal que el Neijing (Canon de medicina del emperador amarillo) señala: “Si no se logra la mejoría espiritual y no se cura el mal mental, es imposible curar la enfermedad”.

Las actividades mentales se relacionan directamente con los distintos órganos y vísceras; el mal funcionamiento de cualquiera de ellos afecta a las emociones y sentimientos provocando la enfermedad.

Existen puntos de acupuntura que se usan específicamente para abrir la conciencia espiritual, son los puntos celestiales.

La naturaleza luminosa del ser, se particulariza en el ser humano en cinco aspectos: Shen, Hun, Po y sus dos aplicaciones: Yi y Zhi, que arraigan en los cinco órganos y están relacionados con los cinco elementos.

 Aspectos de la conciencia
 elemento 
 Madera 
 Fuego
 Tierra 
 Metal
 Agua
 órgano
 Hígado
 Corazón 
 Bazo
 Pulmón 
 Riñón 
conciencia
 Hun
 Shen
 Yi
 Po
 Zhi


SHEN:

Shen es la energía espiritual y psíquica, la parte divina del ser, de naturaleza esencialmente luminosa. No tiene sustancia, pero proporciona expresión y apariencia a la sustancia.
Shen designa toda la actividad mental del ser humano. El Shen de una persona reside en el corazón (que está emparentado con el intestino delgado) y se puede ver fácilmente en los ojos. Los ojos de quien tiene un buen shen centellean y están vivos.
Corresponde al pensamiento consciente. Shen es la conciencia directora, la responsable de la coherencia mental y la inteligencia.

Habita en el corazón y es indispensable para el equilibrio de las emociones. El exceso de alegría (como: superficialidad, exceso de placeres y avidez) produce excitación en el corazón, lo debilita y termina por provocar un “vacío”, originando un ciclo que va de la excitación a la depresión, dañando así la conciencia y la energía. La alegría controlada, en cambio, refuerza el fuego del corazón, estimula las funciones orgánicas, clarificando la mente y apaciguando el espíritu.

Hun:

Hun se relaciona con el cielo, genera los proyectos y gobierna el inconsciente. Está vinculado con el hígado y la vesícula biliar. Representa la percepción de los hechos, los proyectos, la intuición y la imaginación. Desencadena los impulsos necesarios para emprender una acción. Se halla en relación con el atavismo, el instinto hereditario, la fuerza de la palabra, las pulsiones y las pasiones. Controla la imaginación y desempeña un papel esencial en todo acto de creación.

Cuando se altera Hun, se afecta fácilmente la personalidad y entorno, además  produce sueño agitado, pesadillas, proyectos excesivos e incoherentes y problemas de adaptación.
Como su naturaleza es movediza y penetrante, su alteración (estancamiento, bloqueos, frustración) provoca ira y descontento. Pero en su aspecto virtuoso representa la fe y las aspiraciones superiores. Cuando Hun puede expresarse y fluir genera un medio ambiente armonioso y creativo, donde la flexibilidad y el equilibrio es la norma.

Po:

Po se relaciona con la Tierra, es la parte más corporal de la conciencia. Determina las acciones y reacciones del organismo destinadas a escoger, sin que intervenga la mente, lo que es útil para su supervivencia y a rechazar lo que le es perjudicial. Se expresa en los instintos primarios (succión, deglución...), y más particularmente en el instinto de conservación, vinculado al apego inconsciente al cuerpo.
Anida en los pulmones que gobiernan el Chi. Su emoción es la melancolía y es dañada por el exceso de tristeza (separación, muerte de un ser querido, etc.). También un Chi de pulmón insuficiente puede afectar la conciencia y generar un cuadro depresivo.
Sus cualidades superiores son el coraje y la concentración (que está íntimamente ligada a la respiración).

Hun es el aspecto más inmaterial de la conciencia, el alma divina,  mientras que Po representa el lado más material, corporal, es el alma animal.

Yi:

Yi  es la conciencia correspondiente a la reflexión, la memoria y el pensamiento. Está relacionada con el bazo y el estómago y es uno de los grandes reguladores del Shen.
Yi es la memoria del pasado, que incluye a la memoria celular y a la información genética contenida en el ADN, también se manifiesta como la capacidad de reflexión y esto la vincula con la corteza cerebral.
Su emoción es la preocupación que puede, muy pronto, convertirse en rumiación, es decir, un tipo de pensamiento que da vueltas sobre si mismo, produciendo ansiedad, nerviosismo y enfermedades digestivas.
En su aspecto positivo, Yi es la reflexión profunda que permite obtener información contenida en la memoria y en los estratos profundos..
Yi es la parte de nuestra mente responsable del registro de las experiencias, de su clasificación, conservación, compilación y reformulación. Al estar directamente unida a la memoria, gestiona la capacidad de integrar y reproducir informaciones. Esta ligada al aprendizaje.

Zhi:

Zhi corresponde a la voluntad, a la determinación, a la capacidad para realizar una intención. Aporta autoridad y afirmación al yo.
Zhi se manifiesta como el deseo de realizar un acto, de emprenderlo, es la energía mental ligada a la fuerza del carácter. Reside en los riñones que, a su vez, controlan la esencia vital y la energía ancestral.
Su deficiencia provoca miedo, indecisión y sometimiento; su exceso produce temeridad, autoritarismo y obstinación. Esta forma de conciencia también está ligada al deseo sexual.
De la profundidad de los riñones brota la sabiduría. Cuando el Chi de los riñones es abundante genera un flujo de energía e información que estimula directamente la médula ósea y el cerebro. Este aporte de información tiende a materializarse en sustancia y en acción.

La actividad funcional de cada órgano depende de la información transmitida por estas “conciencias orgánicas”, cada una de las cuales se encarga de un aspecto particular de la personalidad, del control emocional y de los modos de comportamiento ante cada situación.