En
general se tiene la tendencia a creer que solo el Zen puede animar el espíritu
de las Artes Marciales mediante el “Do” y en particular se piensa esto del
Aikido.
Sin
embargo no es así.
Espiritualmente,
los maestros de Budo en Japón están divididos en dos corrientes principales.
La
corriente Zen, austera, en la cual el bagaje intelectual e incluso físico, están
reducidos al mínimo, con el fin de favorecer el “no-apego” y el “vacío budista”.
Generalmente
el Kyu-do (vía del arco)., el Iai-do y ciertos estilos de Karate-do pertenecen
a esta corriente.
La otra
corriente, es una forma de “misticismo marcial”, salida del “chamanismo” y del “shintoismo”,
donde el practicante aspira a despertar la forma divina que vive en él, el espíritu
divino, nuestro “kami guardián” personal, podríamos decir. Y, mediante la práctica del
Budo y de rituales secretos, busca una transmutación que lo ponga en contacto
con lo Divino, los Espíritus (kami).
Los
maestros de esta corriente son de una habilidad sorprendente en revelaciones y
en profecías.
Contrariamente
a lo que se cree, los maestros y los “grandes maestros” del Budo han sido, y
todavía lo son, de esta segunda corriente.
El
maestro Morihei Ueshiba, estaba en
comunicación permanente con los Kami de la naturaleza y conocía a la perfección
las historias de los “kami” y los “gremlins” del viejo Japón.
Él no
utilizaba jamás la metodología ni la terminología Zen en su enseñanza del
Aikido, incluso si algunos maestros como Taisen Deshimaru emplearon el término:
Zen y Artes Marciales incluyendo al Aikido o como el célebre escritor budista
Zen, D. T. Suzuki, que llamaba al Aikido: “Zen en movimiento”, hay que decir
que el maestro Ueshiba no tenía nada en común con el Budismo en general ni con
el Zen en particular.
La
mayoría de los maestros inspirados por el Budismo y particularmente por el Zen,
son la antítesis del Arte Marcial auténtico e incluso de la religión japonesa
(Shinto). Aunque hubo raras excepciones como los maestros del sable: Miyamoto
Musashi o Yagyu, que eran reconocidos budistas.
El Budo
es la expresión viva del espíritu shinto, del chamanismo y del misticismo esotérico.
El
Maestro Ueshiba, que era alguien de una habilidad increíble, un “gran maestro”
reconocido por todos, muy fuerte, pero calmo y luminoso, creó el Aikido como un
medio para ayudar a pacificar y armonizar el espíritu de la gente y de los
pueblos, un método de purificación para fortalecer el cuerpo-espíritu y unificar
la mente con el orden universal.
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