Si
bien, de acuerdo a las más antiguas enseñanzas y a la propia intuición al
respecto, el universo es mental, es una creación del Espíritu. Este es solo uno
de los lados de la totalidad de la verdad. Desde este lado, podemos decir que
lo único real es la Mente
creadora, la que llamamos Dios, y que todas sus creaciones son parecidas a un
sueño o a una imaginación pasajera, es
decir: sin sustancia propia y en continuo cambio.
Cuando
decimos que las cosas no tienen sustancia propia, podemos cometer fácilmente el
error de no considerarlas como son en realidad.
Nuestra
naturaleza, al igual que todo en la naturaleza, tiene 2 aspectos: el Absoluto y el Relativo.
Los
maestros han estado y están constantemente advirtiendo a sus estudiantes contra
el error de omitir el "otro lado" de cualquier cuestión. Y sus
advertencias se dirigen particularmente a los problemas de lo Absoluto y lo Relativo. Esto deja perplejos y confundidos a muchos ya que contradice
lo que se acepta generalmente como "sentido común".
Por eso
es importante abrir la mente a este conocimiento, y asegurarse de captar la esencia de lo absoluto y lo relativo. Si no es así,
uno estará siempre encerrado en la prisión de la verdad a medias (que es una
falsedad). Así que reflexionen, sientan y busquen siempre el equilibrio en cada
pensamiento, en cada palabra y en cada acción.
Reflexionando
profundamente podemos darnos cuenta de la verdad de que el Universo es una
creación mental de Dios, y por lo tanto el universo y todo lo que contiene es una
mera ilusión, una irrealidad, contra lo cual nuestros instintos se revelan.
Pero esto, como todas las otras grandes verdades, debe considerarse tanto desde
el punto de vista absoluto como del relativo.
Desde
el punto de vista absoluto, por
supuesto, el Universo y todo lo que contiene posee la naturaleza de una ilusión,
un sueño, una proyección luminosa creada por el Espíritu mismo. Podemos darnos
cuenta de esto incluso con nuestro punto de vista ordinario, pues hablamos del
mundo como " un espectáculo fugaz " que aparece y desaparece, nace y
muere, somos sensibles a la impermanencia y el cambio, a la finitud e insustancialidad.
Esta es la idea que se nos presenta del universo creado cuando se contrasta con
la idea del Espíritu Creador eterno e inmutable, no importa lo que puede ser
nuestras creencias acerca de la naturaleza de ambos.
Todo lo que tiene un
principio y un final debe ser, en cierto sentido, irreal y falso, ilusorio, y
el Universo que percibimos no escapa a esta regla
Desde
el punto de vista absoluto, no hay
nada real excepto Dios, el Espíritu o la Conciencia responsable de la Creación,
no importa qué términos podemos utilizar para pensar o hablar de este asunto.
Ya sea
que el Universo es una creación material o una creación espiritual en la mente
de Dios; es insustancial, no duradero, sujeto al tiempo, al espacio y al
cambio. Quisiera que se den cuenta de este hecho a fondo, para poder comprender
verdaderamente la naturaleza mental del Universo.
Pero el
punto de vista absoluto muestra sólo
un lado de la imagen, el otro aspecto es el relativo.
Podemos
decir que la verdad absoluta,
"son las cosas como la mente de Dios las conoce, mientras que la verdad relativa es, " las cosas como nuestro
entendimiento más elevado las puede comprender”.
El punto de vista de
Dios es absoluto
El punto de vista del
humano es relativo
Obviamente,
no podemos conocer conscientemente el punto de vista absoluto, ni mucho menos
intentar describirlo, pero podemos conocerlo de manera intuitiva e inconscientemente, asumiendo que
nuestra conciencia es una proyección de la conciencia única, creadora de todo,
lo que venimos llamando Dios.
Y así,
mientras que para Dios, el Universo debe ser irreal e ilusorio, un mero sueño o
el resultado de su imaginación; para las mentes finitas que forman parte de ese
universo, y que lo perciben a través de sus facultades mortales, el Universo es
muy real, y debe ser considerado así.
Al
reconocer el aspecto absoluto, no
debemos cometer el error de ignorar o negar los hechos y fenómenos del universo
tal como se presentan a nuestros sentidos y facultades.
Recuerda,
no somos Dios, somos su creación, una proyección de su conciencia.
Por
ejemplo, todos reconocemos el hecho de que la materia "existe", es
evidente para nuestros sentidos, nos irá mal si no lo hacemos.
Y sin
embargo, incluso nuestras mentes finitas entienden la explicación científica de
que de acuerdo a la física moderna, no hay tal cosa como la materia, lo que
llamamos materia es meramente una agregación de átomos, los cuales están
constituidos de partículas que en realidad son energía vibrando a altísima
velocidad.
Golpeamos
una piedra y sentimos el impacto, parece ser real, a pesar de que sabemos que
es simplemente lo que hemos dicho antes.
Pero
también tené en cuenta que nuestro pie, que siente el impacto por medio de
nuestro cerebro, es también materia, constituida de partículas que no son más
que energía vibrante, y de hecho nuestros cerebros, son lo mismo.
Y, a lo
mejor, si no fuera por nuestra mente, ni nos enteraríamos del pie o de la
piedra en absoluto.
La
materia es importante para nosotros mientras permanezcamos en el plano de la
materia. Pero incluso reconociendo que la materia es en sustancia solo
movimiento de la mente, esto no la hace menos materia.
Mientras
que en el plano de la materia hay que reconocer sus fenómenos, podemos
controlar la materia (como todos los Maestros en mayor o menor grado lo hacen),
pero solo podemos hacerlo mediante la aplicación de fuerzas superiores.
Cometemos
un error cuando tratamos de negar la existencia de la materia en el aspecto relativo. Podemos negar su dominio
sobre nosotros, y con razón, pero no debemos intentar ignorarla en su aspecto
relativo, al menos mientras permanezcamos en su plano.
Tampoco
las leyes de la naturaleza son menos constantes o efectivas, cuando los
conocemos, aunque sepamos que son simplemente creaciones mentales. Se
encuentran en plena vigencia en los distintos planos. Cada plano del Ser y de
la vida tiene sus propias leyes, si bien en esencia no hay separación.
Solamente
superamos las leyes de los planos inferiores, aplicando leyes de los planos
superiores, esto es: la mente controla la materia, y es de esta manera
solamente que podemos realizar una verdadera transformación o alquimia
espiritual.
Este proceso no queda solo en la imaginación, intervienen la actitud mental correcta, la respiración
correcta, la postura correcta, la forma de vida correcta y la práctica correcta
No
podemos escapar de las leyes y principios de la naturaleza, pero si podemos (y
debemos) conocer el funcionamiento de los diferentes planos de nuestra
existencia (espiritual, mental y físico).
Existen
niveles que ni siquiera soñamos, pero esa es parte de nuestra evolución y algún
día podremos acceder, con el corazón abierto y la mente clara. No solo es
nuestra evolución personal, es la evolución de nuestra especie y la de todo el
universo.
El
plano físico o material; el nivel de nuestra realidad cotidiana tridimensional,
está asociado a un estado de conciencia que se corresponde con una determinada
vibración cerebral, dominada por ondas Beta.
Es la
actividad cortical del hemisferio izquierdo que produce un tipo de pensamiento
secuencial, encadenado (un pensamiento pegado al otro) que crea una realidad
material, separatista, densa y conceptual. Cuando no hay espacios o silencios
entre los pensamientos, lo que se genera, al igual que en la música, es RUIDO.
Mientras
no trasciendas los límites de tu pensamiento ordinario, permanecerás siempre
prisionero de sus límites y este será el alcance y el tamaño de tu vida, ni más
ni menos.
Aikido es el camino para unificar el cuerpo y la
mente, para encontrar la armonía con el flujo de energía universal y
desarrollar cualidades humanas superiores.
Debes realizar
tu alquimia espiritual en la vida diaria.
Esto
significa asimilar, transformar y responder eficazmente.
Cada
situación es única.
En
Aikido estudiamos esto. Nos entrenamos en armonizarnos con el movimiento para
controlar cada situación.
Estudiar
estos principios, reflexionar, entrenarte en el espíritu del verdadero Budo,
aumentar tu nivel de energía, entrenar tu tolerancia y compasión y mirar lejos
(y también donde pones los pies!).
De esta
forma, podrás ir más allá de tus límites, abrazar las contradicciones de la
vida, curar enfermedades y crear una realidad feliz y luminosa.
El
propósito de esta lección, es transmitirte este principio fundamental de equilibrio.
Aunque
comprendas y aceptes intuitivamente que vives en un universo insustancial,
creado por la mente y que tu propio cuerpo es materia de cambio y
transformación, luz viva condensada por un breve momento; debes asimilar que
experimentas una vida humana, viviendo por un rato en una realidad física (que
a veces duele y pesa).
Si
comprendes el valor de la materia y del mundo físico como vehículo de
experiencias, aprenderás a controlarlo y a desplegar tu poder mental, que es
otra de las fuerzas de la naturaleza, para crear la realidad que deseas y
necesitas.
Considera
siempre los dos
lados de todas las cosas.
“La hoja del álamo
cae siempre mostrando sus dos lados”