English version at the bottom
La dura vida de la partícula
Nuestros conceptos acerca de lo que es material o inmaterial se basan en lo que percibimos por medio de los sentidos.
De acuerdo con las descripciones de la física clásica, existen diferencias entre una onda y una partícula. La partícula ocupa un lugar en el espacio y tiene masa, o sea, materia. Mientras que una onda se extiende en el espacio, perturbándolo, caracterizándose por tener una velocidad definida y masa nula, es inmaterial.
El término “partícula” se encuentra ampliamente en nuestra lenguaje: partículas de polvo, partículas elementales, partículas gramaticales, particularmente…
Se define a la partícula como la menor porción de materia de un cuerpo que conserva sus propiedades químicas. Pueden ser átomos, iones, moléculas o partículas subatómicas (protón, neutrón, electrón, etc).
La partícula nos trae referencia a algo material, concreto o corpóreo, una entidad con límites definidos: es decir, algo “particular”.
Una onda consiste en la propagación de una perturbación de alguna propiedad de un medio (densidad, presión, campo electromagnético), a través del mismo medio. Esto implica el transporte de información y energía pero no de materia. El medio perturbado puede ser de naturaleza diversa como el aire (sonido), el agua (olas), la tierra (ondas sísmicas) e incluso inmaterial como el vacío (luz).
ondas gravitacionales
Podemos diferenciar sin dificultad una partícula de una onda.
Si observamos el oleaje en un estanque no tiene nada que ver con una piedra (a menos que la piedra sea la causa de la ondulación). Nos resulta muy difícil, por no decir imposible, en términos convencionales y ordinarios, considerar que en realidad se trata del mismo fenómeno. La diferencia reside en que solo podemos detectar uno de los dos aspectos. Si percibimos la partícula no podemos ver su naturaleza ondulatoria y si observamos una onda, su naturaleza corpuscular se esconde.
Es más, la idea lógica que tenemos de ambas cosas es mutuamente excluyente: un cuerpo no es una onda insustancial y una onda que se propaga no es material.
He aquí la fuente de muchos errores de percepción y el motivo de porque tenemos la tendencia a considerar solo la realidad “material”.
No tenemos problema en reconocernos como cuerpos físicos. Incluso asumimos las limitaciones impuestas, dando por sentado que cada uno y todo lo demás, existen por separado. Al no percibir nuestra naturaleza ondulatoria, entrelazada y conectada con todo, la realidad que proyectamos es mas densa, estrecha y con menos posibilidades.
La cuestión es la siguiente: cuando llamamos a algo “partícula” u “onda” no estamos definiendo lo que es, sino como se comporta ante una situación determinada.
La verdadera naturaleza de las cosas no es algo que podamos experimentar directamente al interactuar con ellas, ya que nuestros sentidos tienden a “particularizar” y a limitar la percepción porque así están diseñados.
El pensamiento, que es una onda (vibración u oscilación) que transporta energía e información, se expresa en el nivel consciente de forma particular y secuencial. La onda indeterminada de múltiples posibilidades de los niveles subconscientes, se transforma (colapsa) y se manifiesta en el nivel consciente como partícula de conocimiento, es decir, como una experiencia determinada.
No es correcto decir que las cosas son “ondas que a veces se convierten en partículas” o “partículas que a veces se comportan como ondas”, aunque parece más acertado, es una percepción errónea de las cosas.
Las dos al mismo tiempo, pero solo puede manifestarse una a la vez.
La influencia de la conciencia es determinante
Si decidimos observar partículas no veremos su naturaleza ondulatoria y viceversa.
Y esto sucede porque hay algo más profundo en la naturaleza de las cosas que aún no percibimos.
Nuestro cerebro está condicionado para detectar y proyectar una realidad material, seguramente por esta causa consideramos casi exclusivamente el aspecto corpóreo y “particular” más que la interconexión, la interdependencia y por consiguiente las posibilidades de lo que percibimos.
La materia es vibración
Sabemos que la materia es en realidad energía condensada o cristalizada, y que los pensamientos son energía e información y por lo tanto pueden materializarse.
Energía y materia son equivalentes, esto ya ha sido demostrado por Einstein hace 1 siglo y por los chinos hace más de 20 siglos.
Cuerpo y mente no son de naturaleza diferente y no existen por separado.
Los pensamientos son ondas de información y energía que perturban el campo, transformándose en partículas materiales, generando y modelando al cuerpo físico.
Por cierto, no hay que confundirse, cuando decimos que la materia vibra, no significa que las partículas, como los electrones, están vibrando alrededor de un punto de equilibrio. Las partículas no oscilan: las partículas son en si mismas la oscilación. Ambas son lo mismo, no es una cosa (la partícula) efectuando una acción (la oscilación).
La vibración es la masa
Nuestra manera ordinaria de percibir la realidad es dualista, y esto es debido a que los procesos algorítmicos conscientes en el neocórtex. son binarios y secuenciales: 0/1, apagado/encendido, acierto/error. O uno o lo otro. No puede ser 0 y 1 al mismo tiempo, como sucede en el procesamiento en paralelo de la información en los niveles preconscientes, donde la onda de posibilidades se encuentra en estado de superposición cuántica, presentando simultaneidad y coherencia (puede ser 00, 01,10 ó 11)
Solo podemos tomar una decisión a la vez. En el nivel consciente de la realidad cotidiana, los objetos y sucesos, se manifiestan mostrando un solo aspecto, que es precisamente el que pueden captar nuestros sentidos.
¿Qué somos entonces? ¿Ondulaciones insustanciales o cuerpos sólidos?
Nuestros conceptos de cuerpo y vibración se basan en la información que obtenemos a través de los sentidos. Son términos con una gran antigüedad y bien enraizados en nuestra cultura, y determinan la manera que tenemos de percibir las cosas.
A pesar de que todo el mundo tiene claro lo que es la materia y lo que es una onda: nadie confunde un ladrillo con un rayo de luz. La primera idea que tenemos de ambas cosas es mutuamente excluyente: si es sólido no puede ser no sólido. Decir que algo es partícula y onda nos parece similar a decir que algo es azul y no es azul a la vez. Y ahí está el primer obstáculo a superar.
La cuestión no es sólo que esa idea es falsa, sino que es contraria a la realidad. Es decir: “partícula” y “onda” no son lo mismo que “azul” y “no azul”, y no porque sean características independientes que a la vez puedan ser ciertas, como “azul” y “oscuro”, estas deben ser necesariamente ciertas al mismo tiempo. Algo así como “azul” y “blue”. La misma cosa con nombres distintos. Si entendiste esto, has superado ese primer obstáculo y estás listo para saltar sobre el segundo, que es algo más sutil: lo de “azul” y “blue” es sólo una primera aproximación a la realidad.
Llamamos a las cosas ondas o partículas porque, cuando interaccionamos con ellas, lo hacemos de modos específicos. Estamos dando nombres a la manera en la que esas entidades reaccionan, no a lo que son en realidad.
Podríamos también decir: “El universo está formado por ondículas que en determinadas circunstancias se comportan de cierta manera, a la que hemos llamado tradicionalmente “onda”, y en otras se comportan de una manera diferente, a la que llamamos “partícula”. Pero las cosas no son ondas ni partículas: son ondículas (o partondas, como prefieras).
La cuestión es que algunas ondículas son muy ondas y hacen falta experimentos muy específicos para revelar su comportamiento corpuscular y otras ondículas (o partondas) son muy particulares y no muestran fácilmente su naturaleza ondulatoria.
Nuestro cuerpo físico tiene solidez aparente porque está hecho de una infinitud de átomos que vibran a una altísima frecuencia.
Esencialmente son oscilaciones de la misma cosa. Esta “cosa” o entidad (para darle un nombre) es la conciencia.
El sustrato de todo lo que existe es la conciencia.
La conciencia provoca el movimiento de la información y la energía, y a causa de esto la masa se condensa creando el mundo físico.
La diferencia la hacen las categorías humanas y la necesidad de describir con palabras y fórmulas el universo en el que vivimos.
Son nuestros órganos sensoriales los que captan la información de una determinada manera, y como los sentidos, por su diseño y por educación, perciben una realidad “particular”, interpretamos y creamos siempre una realidad física (generalmente la misma), aparentemente sólida y duradera.
El problema con el que se topa la ciencia es que no siempre las descripciones se ajustan a lo “real”. El universo es lo que es y nuestras descripciones y conceptos nunca podrán explicarlo con exactitud en su totalidad.
Bohr formuló en la interpretación de Copenhague lo que se conoce como el principio de complementariedad, el cual establece que ambas descripciones, la ondulatoria y la corpuscular, son necesarias para comprender el mundo cuántico.
Einstein y Bohr |
El sujeto y el objeto son uno
En los niveles fundamentales de la realidad, la observación altera de forma incontrolada la evolución del sistema.
Es erróneo pensar, en el mundo de las partículas, que medir es revelar propiedades que estaban en el sistema con anterioridad. Y esto sucede porque los fotones de luz del observador impactan e interfieren con los electrones, intercambiando energía e información y cambiando el estado del sistema.
Esta pérdida de coherencia cuántica es lo que se llama: reducción o colapso de la función de onda.
El universo no manifestado, de infinitas posibilidades superpuestas y entrelazadas, se manifiesta al reducirse o colapsar en una sola (de las tantas) experiencia “particular”.
Promediando los años 20, en los principios de la física cuántica, Heisenberg (junto a Max Born y otros) demostró con su mecánica matricial que no se puede saber con exactitud la posición y el momento de una partícula. Cuanto más sabemos sobre la posición de un electrón, por ejemplo, menos datos disponemos sobre su velocidad. Cuanto más averiguamos sobre su movimiento más borrosa se vuelve su ubicación.
Heisenberg |
Si elegimos medir con precisión la posición de una partícula la forzamos a presentar mayor indeterminación en su momento, y viceversa. De la misma forma, si elegimos un experimento para medir propiedades ondulatorias se eliminan peculiaridades corpusculares. Ningún experimento puede mostrar ambos aspectos, el ondulatorio y el corpuscular, simultáneamente.
Debido a esta “particularidad” de la observación y de la percepción, captamos solo el lado material de la realidad. Como un iceberg, del que solo vemos la menor parte (solo la que muestra).
La ilusión de los sentidos lo vuelve material.
“Lo esencial es invisible a los ojos” (Saint Exupery)
¿Qué tiene en común el observador y la partícula?
Ambos son en esencia lo mismo: movimiento de la conciencia.
Esta es la razón por la cual nos referimos a las fases ondulatorias de las partículas no como ondas materiales, sino como ondas de probabilidades. Esta capacidad de las partículas elementales para existir en más de un lugar al mismo tiempo nos revela algunas cuestiones profundas de la naturaleza de nuestro mundo físico.
¿Cuál es el rol que desempeña la conciencia o el observador, en todo esto?
Si lo relacionamos con el Principio de Incertidumbre (por el cual no tiene sentido hablar de la trayectoria de una partícula en el espacio, y la capacidad de la misma de estar en más de un sitio al mismo tiempo) resulta carente de sentido pensar que dicha partícula sea algo real si no existe un observador humano.
Antes de que el electrón del experimento haya dejado su marca en la pantalla (cuando hacemos la observación), no podemos determinar con precisión sus características, es más bien una onda de probabilidades que se aparece y desaparece y parece existir al mismo tiempo en todos sus trayectos posibles.
Por esto Heisenberg expresó: “no podemos conocer el presente en todos sus detalles”.
Hay una cierta probabilidad de que la partícula se encuentre en un lugar determinado, pero en principio podría estar en cualquier parte. La interacción con el observador modifica su comportamiento.
Si los microscópicos bloques de construcción de los objetos materiales no poseen las características de los objetos materiales. Si en esencia la materia es más una nube de probabilidades que algo fijo y concreto ¿qué tan sólido es el mundo en el qué vivimos? ¿y nuestro cuerpo, de que estamos hechos en realidad?
Cuando nos hacemos este tipo de preguntas inevitablemente nuestra percepción de las cosas y de nosotros mismos cambia, se expande, gana en profundidad e información.
Esto más que una comprobación científica es un hecho espiritual.
El cuerpo está completamente descentralizado. No hay una central, sino que hay varias centrales gestionando la información en diferentes niveles, incluso extracorporales.
¿Pero qué son entonces las cosas?
Posibilidades. Sucesos que se transforman en una realidad material provisoria.
¿Y cómo podemos percibir la interconexión y las posibilidades, en lugar de colapsar siempre en la misma realidad material predeterminada?
Trascendiendo la percepción ordinaria de los sentidos y la mente individual.
La conciencia se materializa con facilidad, dependiendo del nivel de energía e información que contenga.
La revolución de los sentidos
Reprogramar la actividad cerebral desde la mente consciente es muy difícil, ya que por su nivel de energía y configuración, tiene la tendencia a colapsar siempre en una realidad material determinada.
Formatear el disco eliminando la información falsa y tendenciosa es fundamental.
El cerebro se reconfigura gracias a su capacidad plástica y a la flexibilidad de sus conexiones. Esto incrementa la potencia para procesar información y optimiza su funcionamiento.
Para esto debe volver a cero, equilibrar su actividad mediante la calma mental y el reposo sensorial. Las posturas que adopta el cuerpo son fundamentales.
No hay separación entre la mente y el cuerpo. Son diferentes expresiones de una misma verdad.
Cuerpo y espíritu en unidad manifiestan nuestra verdadera naturaleza, naturalmente y de forma inconsciente.
Cuando la conciencia se libera de los límites de la percepción ordinaria, se expande y cambia su dimensión, afectando indefectiblemente al sustrato físico.
Mariano Giacobone sensei
..................................................
The hard life of the particle
Our concepts about what is material or immaterial are based on what we perceive through the senses.
According to the descriptions of classical physics, there are differences between a wave and a particle. The particle occupies a place in space and has mass, that is, matter. While a wave extends into space, disturbing it, characterized by having a defined speed and null mass, it is immaterial.
The term "particle" is widely found in our language: dust particles, elementary particles, grammatical particles, particularly ...
The particle is defined as the smallest portion of matter in a body that retains its chemical properties. They can be atoms, ions, molecules or subatomic particles (proton, neutron, electron, etc).
The particle brings us reference to something material, concrete or corporeal, an entity with defined limits: that is, something "particular".
A wave consists in the propagation of a disturbance of some property of a medium (density, pressure, electromagnetic field), through the same medium. This implies the transport of information and energy but not matter. The disturbed medium can be diverse in nature such as air (sound), water (waves), earth (seismic waves) and even immaterial as vacuum (light).
We can differentiate without difficulty a particle of a wave.
If we observe the swell in a pond it has nothing to do with a stone (unless the stone is the cause of the ripple). We find it very difficult, not to say impossible, in conventional and ordinary terms, to consider that it is really the same phenomenon. The difference is that we can only detect one of the two aspects. If we perceive the particle we can not see its wave nature and if we observe a wave, its corpuscular nature is hidden.
Moreover, the logical idea we have of both is mutually exclusive: a body is not an insubstantial wave and a wave that propagates is not material.
Here is the source of many errors of perception and the reason why we tend to consider only the "material" reality.
We have no problem in recognizing ourselves as physical bodies. We even assume the imposed limitations, assuming that each and everything else exists separately. By not perceiving our wave nature, intertwined and connected with everything, the reality we project is denser, narrower and with fewer possibilities.
The question is this: when we call something "particle" or "wave" we are not defining what it is, but how it behaves in a given situation.
The true nature of things is not something that we can directly experience when interacting with them, since our senses tend to "particularize" and limit perception because they are so designed.
Thought, which is a wave (vibration or oscillation) that transports energy and information, is expressed in the conscious level in a particular and sequential way. The indeterminate wave of multiple possibilities of the subconscious levels, is transformed (collapses) and manifests itself in the conscious level as a particle of knowledge, that is, as a determined experience.
It is not correct to say that things are "waves that sometimes become particles" or "particles that sometimes behave like waves", although it seems more accurate, it is an erroneous perception of things.
What are things, material particles or waves of possibilities?
Both at the same time, but it can only manifest one at a time.
The influence of conscience is decisive
If we decide to observe particles we will not see their wave nature and vice versa.
And this happens because there is something deeper in the nature of things that we still do not perceive.
Our brain is conditioned to detect and project a material reality, surely for this reason we consider almost exclusively the corporeal and "particular" aspect rather than interconnection, interdependence and therefore the possibilities of what we perceive.
Matter is vibration
We know that matter is actually condensed or crystallized energy, and that thoughts are energy and information and therefore can materialize.
Energy and matter are equivalent, this has already been demonstrated by Einstein 1 century ago and by the Chinese more than 20 centuries ago.
Body and mind are not of a different nature and do not exist separately.
Thoughts are waves of information and energy that disturb the field, transforming themselves into material particles, generating and modeling the physical body.
By the way, do not get confused, when we say that matter vibrates, it does not mean that particles, like electrons, are vibrating around a point of equilibrium. The particles do not oscillate: the particles are in themselves the oscillation. Both are the same, it is not a thing (the particle) performing an action (the oscillation).
The vibration is the mass
Our ordinary way of perceiving reality is dualistic, and this is due to the conscious algorithmic processes in the neocortex. they are binary and sequential: 0/1, off / on, right / wrong. Or one or the other. It can not be 0 and 1 at the same time, as in the parallel processing of information at preconscious levels, where the wave of possibilities is in a state of quantum superposition, presenting simultaneity and coherence (it can be 00, 01,10 or 11)
We can only make one decision at a time. At the conscious level of everyday reality, objects and events manifest themselves by showing only one aspect, which is precisely what our senses can grasp.
What are we then? Insubstantial ripples or solid bodies?
Our concepts of body and vibration are based on the information we obtain through the senses. They are terms with a great antiquity and well rooted in our culture, and determine the way we perceive things.
Although everyone is clear about what is matter and what is a wave: no one mistakes a brick with a ray of light. The first idea we have of both is mutually exclusive: if it is solid, it can not be non-solid. To say that something is particle and wave seems similar to saying that something is blue and not blue at the same time. And there is the first obstacle to overcome.
The question is not only that this idea is false, but that it is contrary to reality. That is to say: "particle" and "wave" are not the same as "blue" and "not blue", and not because they are independent characteristics that at the same time can be true, such as "blue" and "dark", they must be necessarily certain at the same time. Something like "blue" and "blue". The same thing with different names. If you understood this, you have overcome that first obstacle and are ready to jump on the second, which is something more subtle: the "blue" and "blue" is only a first approximation to reality.
We call things waves or particles because, when we interact with them, we do it in specific ways. We are giving names to the way in which those entities react, not to what they really are.
We could also say: "The universe is formed by wavelets that in certain circumstances behave in a certain way, which we have traditionally called" wave ", and in others behave in a different way, which we call" particle ". But things are not waves or particles: they are wavicles. That is, both at the same time.
The point is that some wavicles are very waves and very specific experiments are needed to reveal their corpuscular behavior and other wavicles are very particular and do not easily show their wave nature.
Our physical body has apparent solidity because it is made of an infinity of atoms that vibrate at a very high frequency.
Essentially they are oscillations of the same thing. This "thing" or entity (to give it a name) is consciousness.
The substratum of all that exists is consciousness.
Consciousness causes the movement of information and energy, and because of this the mass is condensed creating the physical world.
The difference is made by human categories and the need to describe with words and formulas the universe in which we live.
It is our sensory organs that capture information in a certain way, and as the senses, by design and education, perceive a "particular" reality, we interpret and always create a physical reality (usually the same), apparently solid and lasting .
The problem with which the science comes across is that descriptions do not always conform to the "real". The universe is what it is and our descriptions and concepts will never be able to explain it accurately in its entirety.
Bohr formulated in the interpretation of Copenhagen what is known as the principle of complementarity, which states that both descriptions, the undulatory and the corpuscular, are necessary to understand the quantum world.
Bohr had pointed out the fact that while in classical physics a system of particles in direction functions like a clockwork device, regardless of whether they are observed or not, in quantum physics the observer (consciousness) interacts with the system in such a way that the system can not be considered as an independent existence.
The subject and the object are one
At the fundamental levels of reality, observation changes the evolution of the system in an uncontrolled way.
It is wrong to think, in the world of particles, that measuring is revealing properties that were in the system beforehand. And this happens because the observer's light photons impact and interfere with the electrons, exchanging energy and information and changing the state of the system.
This loss of quantum coherence is what is called: reduction or collapse of the wave function.
The unmanifested universe, of infinite superimposed and interlaced possibilities, manifests itself by reducing or collapsing into a single (of the many) "particular" experiences.
Averaging the 20s, in the principles of quantum physics, Heisenberg (along with Max Born and others) demonstrated through matrix mechanics that you can not know exactly the position and momentum of a particle.
The more we know about the position of an electron, for example, the less data we have about its velocity. The more we find out about its fuzzy movement, the more it becomes its location.
The Heisenberg uncertainty relation reflects once again this duality of nature, although in this case referred to other physical properties of matter, such as position and momentum. If you design an experiment that shows one thing, the complementary one is "hidden". At least, in the case of the relationship of indeterminacy, it is not a binary choice yes / no, rather it has to do with the degree of manifestation: the more you look at a thing, the more blurred it becomes complementary.
If we choose to accurately measure the position of a particle we force it to present greater indeterminacy at the time, and vice versa. In the same way, if we choose an experiment to measure wave properties, corpuscular peculiarities are eliminated. No experiment can show both, the undulatory and the corpuscular, simultaneously.
Due to this "particularity" of observation and perception, we capture only the material side of reality. Like an iceberg, of which we only see the smallest part (only the one that shows).
Our look particularizes the universe, makes it physical and corporeal.
The illusion of the senses makes it material.
"The essential is invisible to the eyes" (Saint Exupery)
What does the observer and the particle have in common?
Both are essentially the same: movement of consciousness.
This is the reason why we refer to the wave phases of particles not as material waves, but as waves of probability. This ability of elementary particles to exist in more than one place at the same time reveals to us some deep questions of the nature of our physical world.
What is the role played by the conscience or the observer in all this?
If we relate it to the Uncertainty Principle (for which it does not make sense to talk about the trajectory of a particle in space, and the capacity of it to be in more than one place at the same time) it is meaningless to think that said particle is something real if there is no human observer.
Before the electron of the experiment has left its mark on the screen (when we make the observation), we can not accurately determine its characteristics, it is rather a wave of probabilities that appears and disappears and seems to exist at the same time in all its possible journeys.
For this Heisenberg said: "we can not know the present in all its details."
There is a certain probability that the particle is in a certain place, but in principle it could be anywhere. The interaction with the observer modifies his behavior.
If the microscopic building blocks of material objects do not possess the characteristics of material objects. If in essence matter is more a cloud of probabilities than something fixed and concrete, how solid is the world in which we live? And our body, what are we really made of?
When we ask ourselves these kinds of questions inevitably our perception of things and of ourselves changes, expands, gains in depth and information.
This more than a scientific verification is a spiritual fact.
The body is completely decentralized. There is no central, but there are several central information management at different levels, including extracorporal.
But what are things then?
Possibilities. Events that are transformed into a provisional material reality.
And how can we perceive interconnection and possibilities, instead of always collapsing in the same predetermined material reality?
Transcending the ordinary perception of the senses and the individual mind.
Consciousness materializes easily, depending on the level of energy and information it contains.
The revolution of the senses
Reprogramming the brain activity from the conscious mind is very difficult, because by its level of energy and configuration, it has the tendency to always collapse in a certain material reality.
Formatting the disk eliminating false and biased information is essential.
The brain is reconfigured thanks to its plastic capacity and the flexibility of its connections. This increases the power to process information and optimizes its operation.
For this you must return to zero, balance your activity by mental calm and sensory rest. The postures that the body adopts are fundamental.
There is no separation between the mind and the body. They are different expressions of the same truth.
Body and spirit in unity manifest our true nature, naturally and unconsciously.
When consciousness is freed from the limits of ordinary perception, it expands and changes its dimension, inevitably affecting the physical substrate.
We are made of the same material that heaven, earth ... and dreams.
Mariano Giacobone sensei
No hay comentarios:
Publicar un comentario