sábado, 10 de marzo de 2012
Enseñanza del maestro Kosen
“Somos la integridad de lo que nos constituye, tanto físicamente como a nivel de la conciencia. Pues soy la conciencia que tengo de mí mismo, soy la conciencia que tengo de mi cuerpo, la conciencia que tengo de mi conciencia misma, soy esta piel, esta carne, estos músculos, estos huesos, esta médula, soy estos sistemas que constituyen mi cuerpo, soy estas células, soy este ADN, soy estos átomos, y soy ku, vacío.
Se piensa que para elevarse en conciencia y en dimensión, es necesario elevarse, ir alto, más grande, alto en el cielo, más lejos. Lo más grande, lo más lejos posible, es la visión objetiva de las cosas; pero la visión subjetiva, es decir, la mirada de sí mismo, va hacia lo infinitamente pequeño. Es la misma cosa, pero es subjetivo, es lo que se es realmente, la mirada interior, no la mirada exterior.
Digo esto, es importante durante zazen, porque el zazen depende de su conciencia. Está claro que no es una gimnasia, aunque la postura es muy importante. Pues pueden hacer un zazen de carne y músculos pero pueden también hacer un zazen espiritual, pueden hacer un zazen celular, pueden hacer un zazen atómico, pueden hacer un zazen que regresa completamente al origen, al espíritu original, a dios, a buda, al punto cero, eso depende de su conciencia.
Lo que solidifica la materia y la realidad, es nuestro pensamiento. Es por esta razón, que se nos anima, cuando uno es principiante, a concentrarse directamente en los puntos de la postura dejando de seguir sus pensamientos, sus debates interiores. Es seguro que si se sientan, cierran los ojos y comienzan a discutir, repetir el pasado, recordarse, o pensar que van a hacer más tarde, pasarán por al lado de la experiencia directa de zazen.
Para que comprendan el valor de zazen, voy a proponerles un teorema propio de zazen:
Cuando no hacen zazen, no pierden nada. Y cuando hacen zazen, ganan.
La otra parte del teorema:
Cuando ustedes hacen zazen, no ganan nada. Y cuando dejan de hacer zazen, pierden.
Pienso que es útil practicar zazen en grupo. Pero no debemos apegarnos al grupo en tanto que grupo. Es como si el Buda hablara de la sangha. La significación de la palabra sangha, es decir el grupo de practicantes, es de un altísimo nivel. Sin embargo, practicar solo es diferente. Aquello que llamamos sangha, es el grupo sentado frente a la pared, cada uno solo pero juntos. La amistad, los grupos de amigos, la afinidad en el marco del grupo zen no tiene estrictamente hablando valor alguno, quiero decir con respecto a la práctica auténtica. Ningún interés, ningún valor, si se quiere es incluso una dificultad.
La práctica auténtica de zazen es algo que uno aborda solo.
Una gestión de grupo humano es una de las cosas más difíciles de realizar en la tierra. Nos damos cuenta de ello. Es un tema, un asunto extremadamente interesante, importante y vital a resolver por la humanidad. El Zen, sin embargo, no es política.
En la tradición auténtica se dice que hay un dios para cada órgano del cuerpo, cada víscera, cada articulación del cuerpo. De hecho, durante zazen, a cada respiración, a cada sensación enunciamos los nombres de Dios en nuestro interior…
Una vez, el emperador pregunto al maestro de Bodhidharma, Hannyatara, es una historia que me gusta mucho, el le dijo: "Usted hace mucho zazen, pero no hace muchas ceremonias, no hace muchas plegarias." Entonces el Maestro Hannyatara respondió: "Cada una de mis respiraciones es una plegaria."
La posición de zazen es bien particular porque ella hace de vuestra individualidad algo universal. Ella nos funde con lo universal. No vale la pena tener miedo, vuestro propio cuerpo, así está dicho en los textos, es el cuerpo de Buda”.
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