miércoles, 11 de julio de 2012

El mundo brillante por Kodo Sawaki


La ignorancia es un caso de ceguera de sí mismo. Sobre esta vía, toda la vida es ciega. Nos oscurecemos vida tras vida. Los que de esta forma avanzan siempre hacia la oscuridad son llamados seres ignorantes. Para Buda no hay ignorancia. Para los seres ignorantes no hay naturaleza de Buda. Esto es un hecho. Incluso cuando se inclina delante de una estatua de Buda, un ser ignorante piensa: "¿Valdrá caro este Buda?", o ¿Cuánto me costará este Buda si lo compro?." Sea como sea, el Buda no responde. Desde su punto de vista no hay seres ignorantes. El Buda dice: "Estás bien, justo como eres."

Hay un individuo que vino a verme con los ojos inyectados en sangre y el rostro mostrando los signos de una depresión nerviosa. Me ha dicho: "No sé si voy a aprobar el examen de funcionario". Probablemente quería practicar zazen para curar su depresión nerviosa. 

Entonces le respondí: "Si alguien como usted no aprueba el examen, es porque hay otros que son mejores que usted, así que, ¿no es ésta una razón para alegrarse?." "¿¡Qué!?", respondió él. 
Yo no puedo hacer nada si este tipo es un tonto que no puede comprender esto. Y como el mundo está lleno de esta clase de tontos que no pueden comprender las cosas a ese nivel, no merece la pena ni contar esta historia. "Si usted lo consigue, eso quiere decir que no hay nadie mejor que usted. ¿No comprende hasta qué punto es triste para nuestro país el que haya tanta gente inútil de su género?", le dije. "¡Oh!", respondió él.
Estaría muy bien que la gente comprendiera las cosas a este nivel pero se contentan con lamentarse de sus propios fracasos. Sería mejor que pensaran: "Si no aprobé el examen es porque hay muchos individuos mejores que yo. Aunque el país ya no es lo que era, todavía queda un buen número de gente dotada. Es mejor que me retire, y que esté agradecido por no haber conseguido el puesto." Pero la gente no comprende esto. Los que lamentan sus fracasos son más numerosos que los que se inquietan poco de sus propios asuntos.

Los seres ignorantes están llenos de complejos. Ellos no lo creen pero el Buda repite: "Estás muy bien como estás." Si eres servidor, continúa así, está muy bien. Tus padres te permitieron nacer, fuiste a la escuela elemental y ahora ganas unos pocos pesos por mes. Tal como estás obtendrás el satori. Yo lo sé con toda certeza, dice Buda. 
Pero el ser ignorante persiste en decir: "No valgo nada."
Es lo que se llama "ser hijo de millonario y vivir en la miseria." A pesar de que había nacido en una familia rica, el hijo huye pensando que lejos estará mejor, y se pone a vagar en busca de esta mejora. 
Esto es profanarse a sí mismo. La ignorancia es profanarse a sí mismo pensando: "Si hay algo mejor fuera de mí, entonces yo no valgo nada." 
Pero el ego es uno y está bien tal como es. Para el cuerpo es lo mismo. Si el moco te cuelga de la nariz, es perfecto así como está. Desde el punto de vista de Buda, está bien, pero desde el punto de vista de los seres ignorantes, es la ignorancia.

Es como el dinero. En lo que respecta a su utilización, que esté en poder de Buda o de un ser ignorante, es siempre dinero. El dinero no cambia. 

Si es un estafador el que lo recibe, entonces le dará a este dinero un uso acorde. Un estafador ingenioso con un céntimo sería capaz de comprar un caramelo, utilizarlo de mala manera y volverse rico. En su bolsillo, incluso una moneda se convertiría en la primera pieza que le traería la fortuna. Un ser ignorante compraría el caramelo y ¡Glup!, se lo tragaría de golpe. Si una persona de gran piedad filial compra el mismo caramelo, ¿Qué uso haría de él?. 
En la utilización del mismo dinero, aparecen diferencias en las personas.

El común de los mortales consagra cada jornada al servicio de la ilusión, es decir, dentro de la confusión. Pasan el día en lugares oscuros. En la parte oscura de la ciudad se ven a menudo pasar jóvenes fantasmagóricas con rostros seductores. Si ellas son seductoras, yo no lo soy; pero un hombre más guapo sería devorado por estas criaturas. Y no encontrará su libertad mas que cuando su bolsa esté vacía. 




De esta forma pasamos nuestros días en un mundo semi-muerto lleno de ilusiones oscuras. Una jornada es dilapidada en vano. Un solo y mismo día, según el uso que se haga de él, puede volverse diversos mundos vivientes, mundos muertos, mundos totalmente negros, mundos en torbellino o mundos en naufragio.


Ahí donde se encuentra el Buda, hay un lugar brillante. Sin embargo, en cualquier parte donde se encuentra un ser ignorante hay un lugar oscuro. Aunque se tenga dinero, se está a oscuras; aunque se sea pobre, se está a oscuras. No se puede ir hacia un lugar luminoso. Aunque se estudie, se está en sombras; se estudia en lo negro. Si no se estudia en absoluto, se ensombrece uno todavía más. Si se come, se come demasiado; y si se bebe vino, se bebe demasiado. Es una sola cosa, pero de esa manera, hay una diferencia. Así, incluso en la utilización de un centavo aparecen diferencias de persona.

Es lo mismo con un objeto o un período de tiempo. Para iluminarse, cualquier momento es bueno... . En la práctica budista no hay ni buen ni mal día. Desde el punto de vista de Buda, cualquier día es un buen día. De ahí el dicho: "Cada día es un buen día." Puede ser un día de gato o un día de elefante, pero no es un mal día. Por el contrario, para los seres ignorantes, incluso el día que obtienen algo es un día de mala suerte. Si un hombre que no tiene nada obtiene algo, pasará todo el día jugando y acabará por derrocharlo totalmente. Pensará: "Bueno, ahora ya tengo para comer; dejemos el trabajo para más tarde."

Durante la guerra ruso-japonesa, un hombre oyó decir que iba a recibir la medalla militar de la Orden del Ciervo Volante de Oro. Entonces pidió prestada una gruesa suma de dinero prometiendo devolverla cuando cobrara su pensión. Pasa el tiempo y dilapida el montante de su pensión y de su indemnización en lugares sombríos. Gastada en lugares brillantes o en lugares sombríos, es siempre la misma pensión. Contando con esta pensión, se endeudó todo lo que pudo. Contando con la medalla militar, pasa las tardes con las geishas. De esta manera su hogar conoció la desgracia y él no pudo reembolsar sus deudas. Hubiera podido utilizar este dinero en un lugar brillante, para la salud de su país, para el dharma o para la sociedad. La diferencia reside entonces en la dirección que se le da a un solo y mismo objeto.

En el capítulo Bussho del Shobogenzo está escrito: "No existe un momento que no sea el bueno, no existe un momento en que la naturaleza de Buda no se manifieste justo ante nuestros ojos".

En verdad, estas pocas palabras bastan para incluirlo todo. Se puede salir de camping y comer carne asada, o bien se puede venir a hacer zazen y comer avena y arroz. Se puede comer una simple sopa de arroz y quejarse; se puede comer una simple sopa de arroz y estar alegre.

Incluso nosotros, monjes, nos quejamos a veces. Algunos decidieron hacerse monje porque no sabían que hacer con su vida. Es lastimoso. Algunos no se atreven ni siquiera a comer un poquito de carne en público. Yo pienso que eso es lamentable, y lo es.

Pero con seguridad, el deber de los hombres no se limita a comer. Más valdría que se consagraran al dharma y que pensaran: "¡Qué feliz destino!, verdaderamente no me merezco este buen karma que hace de mí un monje y me permite buscar el dharma. Muchos son los que no lo pueden hacer porque no son monjes". 

Ante la misma situación, entonces, uno puede lamentarse o alegrarse.

Un poema del Shodoka dice:

La verdadera naturaleza de la ignorancia
es la naturaleza de Buda.
El cuerpo vacío e ilusorio de la ignorancia
es el cuerpo del dharma.



La naturaleza de Buda depende de la persona. 
Desde el punto de vista de Buda no hay diferencias. 
Si Buda obtiene el satori y mira a su alrededor, todo es ignorancia. Si un ser ignorante mira alrededor de sí, todo y cada cosa es ignorancia. No es que una cosa específica llamada ignorancia tenga una existencia distinta. Tal es el principio que subyace en la afirmación: 

"La verdadera naturaleza de la ignorancia es la naturaleza de Buda".







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