lunes, 9 de enero de 2017

¿Para que usas tu cuerpo?



El cuerpo humano es el resultado de millones de años de evolución, algunas mutaciones exitosas y el soplo divino que le otorga conciencia y un grado superior de inteligencia.

Nuestro cuerpo tiene un diseño muy complejo y una configuración muy práctica.

Aunque lo percibimos sólido, pesado y opaco y podamos describirlo en términos físicos como una unidad eléctrica de carbono y agua, programable y con conciencia de si misma, en realidad se trata de ondas de energía compactada vibrando a gran velocidad y manteniéndose juntas por efecto de la gravedad. Esto es lo más material que podemos encontrar en nuestro cuerpo: energía e información.

El cuerpo físico es la manera que tiene el universo de registrar memoria.

Habitamos un cuerpo físico para hacer experiencias y aprender

De todo modos ¿Para que utilizamos este cuerpo tan práctico hecho de la misma sustancia que el cielo y la tierra? Generalmente para satisfacer nuestros innumerables deseos y obligaciones, convirtiéndolo en esclavo de ilusiones y malos hábitos.

Cuerpo y mente en unidad

La verdadera inteligencia significa usar el cuerpo de una forma que no le conviene a nuestras ilusiones.

Esto quiere decir poner el cuerpo y la mente en orden, en resonancia. Es un principio básico de la armonía. Todas nuestras células siguen naturalmente el orden cósmico. Laten y respiran con el universo. Son la vibración del universo.

"Desde tiempos antiguos el valor y el conocimiento son los dos pilares del Camino.
Mediante la virtud del entrenamiento ilumina tu cuerpo y tu espíritu"

Es cuestión de madurar y aceptar tu verdadera naturaleza y abandonar las viejas creencias.

La tarea más importante es desarrollar y proteger la energía vital que se encuentra en tu interior y que es tu esencia, que está entrelazada con todo el universo y representa tu lado eterno e infinito.

Pero nadie lo puede hacer en tu lugar.

Ser alguien "espiritual" no es solo un concepto ni un cliché. Se trata de clarificarse y volverse transparente: ¿Cómo me trato a mi mismo? ¿Cómo trato a los demás? ¿Que dirección toma mi vida? ¿Que tan atado estoy a mi realidad cotidiana? ¿A mis miedos e ilusiones?

No hay que dejarse engañar, y menos por uno mismo.

Es una cuestión de autoconfianza y fe en el espíritu.
La confianza en si mismo genera inevitablemente fe en el espíritu y viceversa.
Este tipo de confianza no depende de nada exterior, tampoco es una fe "ciega".

Todo lo que percibimos es un espejismo, es movimiento buscando su equilibrio. Reflejos y sombras.

Pero lo real no mueve, permanece en equilibrio, en el centro, en nuestro interior. Es nuestro verdadero ser. Es la conciencia infinita que impregna a todos los seres y cosas. Es la fuente original, el mar de potencialidad infinita de donde surge toda la Creación.

Hablamos de fe, pero se trata también de aceptar. Aceptar tu naturaleza cósmica. Aceptar que tu mente es la mente de Dios. Aceptar que este cuerpo eléctrico que posees no te pertenece.

Todas las religiones hablan de fe e imponen sus dogmas (a veces muy violentamente y otras tratando a sus fieles como "corderos"). Ese tipo de fe no es más que ignorancia y superstición.

La verdadera comprensión ilumina la ignorancia y acaba con las supersticiones

Pero no es la pequeña iluminación de los que consumen espiritualidad o de los que buscan una aspirina para sus sufrimientos.

Esta forma de “iluminación” es errónea ya que se trata únicamente de un asunto personal, con fines egoístas o mezquinos. No llega lejos y no es eficaz.

Muchos buscan espiritualidad porque esperan obtener algo de "todo eso", pero sin involucrarse demasiado, ya que están condicionados para ver solo la superficie de las cosas y a gastar sus energías en consumir y en trabajar para pagar ese consumo.

Todas las enseñanzas tradicionales tratan acerca de dedicar tu cuerpo y tu vida al camino del conocimiento. Involucran a toda tu persona.
Curiosamente, no es algo personal.

A medida que aumentas el conocimiento de ti mismo, que es un movimiento centrípeto de carga, que en forma de espiral se comprime hacía el interior, ordenando y potenciando tu sistema, los limites de tu ser se expanden. Este es un movimiento centrífugo, hacia el exterior, que hace que te fundas con el espacio llenándolo de información y que tu nivel de conciencia se incremente y se expanda.


Cuando estás en buena salud y felicidad no te acuerdas de tu cuerpo y tienes menos deseos. Eso es por que tu sistema está en equilibrio interno y con el entorno.

Hay otros que creen ser espirituales porque le rezan a algún dios o hacen ceremonias folclóricas, vacías y sin sentido. Solo lo hacen buscando salud, negocios, fama y reconocimiento o para sentirse parte de algún grupo o movida espiritual.
Este tipo de acciones muestran el nivel de confusión y egoísmo y no sirven para nada, excepto para acumular ilusiones (y decepciones) y más confusión.

De todas maneras, siempre nos resulta más fácil ver los defectos en los otros que en uno mismo, y esto es porque olvidamos que lo que vemos es una imagen reflejada, como un espejo, y en realidad lo que te molesta de los demás es tu propia imagen, son tus propios defectos proyectados.
Pero si inviertes tu percepción, es decir, si cambias la polaridad del movimiento, podrás sentirte positivo y proyectar esta imagen, entonces comenzarás a aceptar y a tolerar a los demás, sabiendo que lo que ves en los otros es tu propio espíritu reflejado. Así verás el lado genial de los otros...y el tuyo también!

Es una forma de percepción que genera luz y llena de energía consciente el espacio que te rodea.
Este aumento de cargas positivas influye a todos los seres y cosas que te rodean, aunque en realidad va más allá del tiempo y del espacio.

La única ley en el universo es dar

La naturaleza da todo el tiempo, sin esfuerzo, sin pedir ni esperar nada a cambio. Sin calcular ni negociar. Nada personal. Es su “naturaleza”.

Por el contrario, nosotros calculamos todo el tiempo, y no solo en asuntos de dinero. En todo lo que hacemos tratamos de negociar, buscando siempre un beneficio personal. La causa (y el efecto) es el miedo y el egoísmo y por que no hemos descartado viejas creencias y apegos. Continuamos atados a personas, a objetos, a puntos de vista, a verdades, a mentiras, también están los hábitos y adicciones, etc.

Todo el mundo quiere ganar. Nos enseñan que perder es algo malo y entonces vamos así por la vida, siempre tratando de obtener beneficios personales y de acumular cosas. Corriendo detrás de la felicidad y huyendo del sufrimiento.

La mejor forma de trascender el cuerpo y la mente es ponerlos en unidad, fundirlos en uno, entonces desaparecen o más bien, se expanden.
Esta es la esencia de la práctica del Aikido, es un camino que favorece la armonía, la unidad, la generosidad y la resolución del conflicto.


Renunciar a si mismo es el don más grande

Es el paso a una dimensión superior del ser, más luminosa y compasiva, más inteligente y amplia. Más universal.
Pero está claro que eso no significa dejarse abusar ni “poner la otra mejilla”, esta es otra forma de egoísmo y de debilidad.

Si abres las manos puedes poseerlo todo. Si las cierras, solo te quedas con poco. Eso dicen los maestros. Pero la ciencia igualmente comprueba que de acuerdo al mensaje que envíes al medio será la reacción que recibas. No hay separación.

Al abrir las manos puede fluir la energía libremente y conectarnos con el "otro" fácilmente.


Por eso perdonar es un acto de inteligencia. Al expandir tu corazón cancelas cualquier ofensa y disuelves cualquier coraza.

Si abandonas lo que más temes perder, ¿Que importancia tiene ganar?

Se habla siempre de hacer el bien, nos enseñan de pequeños que debemos hacer el bien y evitar el mal, "si haces el bien no puede ser malo"! y viceversa, pero ¿Que significa hacer el bien?¿Tienes claro realmente lo que es bueno y lo que es malo?

Bueno y malo van de la mano, y aunque tiren en direcciones opuestas, ambos se cancelan en el equilibrio.




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