La práctica del Aikido consiste en volverse sensible a la energía vital (ki) de nuestro propio cuerpo
y a las manifestaciones del ki y finalmente, armonizarnos con la energía universal. Esto
significa ser permeables al ki y sentir que nuestro cuerpo forma parte de un universo lleno
de ki, y por tanto de conciencia y de vida.
Es difícil definir ki, pero hagamos la idea de que es la energía vital que impregna todo el universo. El ki es la manifestación del movimiento de la conciencia. De manera que en el texto que sigue utilizaré ambos términos indistintamente.
Es difícil definir ki, pero hagamos la idea de que es la energía vital que impregna todo el universo. El ki es la manifestación del movimiento de la conciencia. De manera que en el texto que sigue utilizaré ambos términos indistintamente.
En la etapa donde la sensación de ki
está suficientemente desarrollada, el ki del cuerpo coincide con el ki del universo, es decir, la energía personal y la energía universal resuenan, vibran en armonía.
Mediante un entrenamiento asiduo podemos volvernos permeables a la realidad del ki universal
El paso final de la práctica es donde el
cuerpo es permeable al ki en grado supremo. En este nivel de maestría
podrás controlar el ki sin ninguna intención y estarás en libre comunicación con el
ki universal; sin hacer esfuerzo ni utilizar la voluntad, vives en armonía con el ki.
Este es el nivel superior, el ideal o la
meta de los que practican el Budo.
Cuando hemos desarrollado lo suficiente
nuestra sensibilidad al ki, nos damos cuenta de que nuestra actividad mental
es inseparable de la de ki.
En este nivel, podemos sentir una
correlación entre las palabras y ki.
El ki está en relación directa con las
palabras.
Nombrar las cosas, definir con precisión
el significado de las cosas y de nuestras acciones, modula el ki
inevitablemente, porque el esquema presentado por las palabras las condiciona, es un límite en sí mismo, de esta manera se elimina el significado latente y se estrecha la percepción.
Aclararlas y definirlas con el propósito
de volverlas exactas hace que las palabras pierdan energía y se vuelvan confusas
Es el método típico del cerebro izquierdo, que separa y categoriza en lugar de globalizar. Por lo tanto, para nombrar una sensación de amor se elimina al odio, que inevitablemente está contenida en la misma.
Debemos descubrir el sonido anterior a
la palabra. Ese es el significado del kiai (grito de ki) y del
kotodama (palabra-espíritu), que refiere a la creencia japonesa (sintoísta) de que los poderes místicos moran en las palabras y los nombres. En el Kotodama, los sonidos pueden mágicamente afectar objetos, el uso de las palabras rituales puede influenciar nuestro entorno, cuerpo, mente, y alma.
Mediante la práctica de la meditación
podemos trascender las contradicciones del lenguaje, de los opuestos
irreconciliables que aparentemente se presentan en nuestra vida. Amar y detestar son
solo extremos de una misma escala que presenta infinidad de grados
intermedios. Igualmente la felicidad y la desgracia, bueno y malo, éxito y fracaso, uno mismo
y los demás, etc.
El ser ordinario está siempre basculando entre estos opuestos
sin poder armonizarlos, porque depende de las palabras, los conceptos y
las categorías, que son todas construcciones mentales reactivas y
relativas.
“El verdadero Budo no puede describirse con palabras ni por escrito; los dioses no te permitirían dar tales
explicaciones.”
Si construimos nuestro ser social
mediante las palabras y las categorías, al mismo tiempo, el corte y la relatividad
que implican, eliminan una parte fundamental de la experiencia vivida y,
por lo tanto, ocultan una parte importante de ki. La realidad que se
experimenta es estrecha, tendenciosa y egoísta.
El intelecto (y las palabras) no nos
sirve para comprender nuestra naturaleza ni percibir la esencia de las cosas, además, bloquea la circulación de ki y no permite su cultivo.
De la forma en que pensamos damos forma a la realidad y al mismo tiempo esta "realidad" nos condiciona todo el tiempo.
De la forma en que pensamos damos forma a la realidad y al mismo tiempo esta "realidad" nos condiciona todo el tiempo.
No es por casualidad que en el Budo, al
igual que en el taoísmo y en el budismo (estas son incluso categorías…ya ven!)
se busca un estado mental separado del sistema de palabras y conceptos, es decir, más allá de las palabras. Se
trata de captar la esencia de las cosas mediante la práctica y el entrenamiento, sin la limitación y la deformación de las palabras.
El
estado de vacío o no-pensamiento (mushin), es equivalente al silencio, a la pausa; sin este silencio, al igual que en la música, todo sería ruido.
La música está hecha de silencios.
Una mente calma, es una mente vacía y por tanto equilibrada, es una mente disponible, que puede reaccionar inmediatamente generando la respuesta apropiada para cada ocasión.
La música está hecha de silencios.
Una mente calma, es una mente vacía y por tanto equilibrada, es una mente disponible, que puede reaccionar inmediatamente generando la respuesta apropiada para cada ocasión.
Por lo tanto, el sistema de palabras que
nos impregna tan profundamente, es también uno de los obstáculos en la
práctica y el cultivo de ki y en la evolución espiritual.
Sin embargo, esto no significa buscar el
estado de un ser humano primitivo, mucho menos de un tonto, sino más bien
representa un esfuerzo para recuperar o restaurar las cualidades,
sensibilidades o facultades que hemos perdido durante el desarrollo de nuestra
civilización y de nuestra formación personal.
De alguna manera, la práctica del Budo y
del Aikido, están diseñadas para proporcionar a los seres civilizados las
cualidades primitivas que hemos perdido.
Por tanto, no es un intento de dar
marcha atrás.
Más bien se trata de recuperar habilidades
perdidas u ocultas que la cultura, la educación y el desarrollo exclusivo del
ser “racional y materialista” moderno han excluido.
Las palabras aparecen, es el resultado
de la actividad incesante del cerebro izquierdo, de hecho el área de Broca o centro
de la palabra (grupo de neuronas que controlan el lenguaje articulado)
está de ese lado en la mayoría de las personas; el ki se modula siguiendo su
significado.
¿Cómo desapegarse entonces de las
palabras utilizando el lenguaje?
Este es uno de los métodos clave en el
cultivo de la energía. Utilizamos imágenes, sonidos y movimiento en lugar de
palabras, para aumentar la profundidad y la comprensión, más allá de las palabras,
para dirigir y unir de esta forma nuestro ser en el mundo de ki.
Mediante el entrenamiento asiduo, la
meditación y la auto-reflexión, podemos naturalmente e inconscientemente
equilibrar la actividad de los hemisferios cerebrales y así percibir una realidad
más amplia y volvernos sensibles al ki de nuestro cuerpo, de los demás y del universo, que en esencia son el mismo ki.
“La vía del Budo es hacer del corazón
del universo nuestro propio corazón”
O´Sensei Ueshiba
La energía es la manifestación del
movimiento de la conciencia, expresa su deseo, y hay solo una Conciencia, un espíritu, que se divide en innumerables manifestaciones para expresar la Creación.
One Mind, One Heart (una mente, un corazón).
One Mind, One Heart (una mente, un corazón).
Todas las existencias y
manifestaciones de la creación surgen de esta misma fuente y volverán a ella.
La única manera de expandir nuestra individualidad es conectándola con la totalidad.
Conviene asimilarlo y no
olvidarlo.
Respira profundamente, calma tu mente, expande tu conciencia y llena tu corazón de luz y alegría.
He aquí la clave.
Respira profundamente, calma tu mente, expande tu conciencia y llena tu corazón de luz y alegría.
He aquí la clave.
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