viernes, 8 de diciembre de 2017

La clave del autocontrol

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por Mariano Giacobone

Programar nuestra vida. Crear la realidad que deseamos. Controlar nuestros pensamientos. ¿Es eso posible?, o…

¿Somos simplemente espectadores?



La incesante actividad mental se manifiesta como un flujo de información secuencial que activa simultáneamente distintas partes del cerebro.
A este fenómeno orquestado se le llama colapsos o reducciones sincronizadas de la función de onda.
Esta onda es una vibración, una perturbación creada por el movimiento de la información, que incluye múltiples posibilidades y finalmente colapsa en una determinada.
En otras palabras, es la actividad eléctrica del cerebro, generada por la activación de grupos de neuronas determinadas.

La actividad mental es un fenómeno electroquímico

Esta actividad representa el movimiento de la información y la energía que se genera. Este movimiento es vibración, que crea una perturbación en el espacio, y se mueve en forma de onda, que contiene múltiples probabilidades de manifestación, pero que se materializara, es decir, se volverá partícula al interactuar con el observador. Esto se denomina en física, colapso de la función de onda. Cuando interactúa con el observador la información se particulariza produciendo una realidad determinada.

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Cada colapso de la onda de probabilidades en una partícula de conocimiento representa un evento consciente. 
Se estima que el cerebro, en promedio, gestiona unos 40 eventos o experiencias conscientes por segundo, e integra las diferentes señales creando la sensación de continuidad y coherencia.

El hemisferio cerebral izquierdo es el gran secuenciador. Su incesante actividad genera un flujo constante de actividad consciente que se corresponde con una química determinada y con una elevada actividad neuronal.

Sentimos o percibimos esta “corriente” de conocimiento como un pensamiento,  y respondemos conscientemente a estas percepciones o estímulos.

Nos “identificamos” con esta actividad electroquímica, que la mayoría de las veces se vuelve incoherente y desorganizada, precisamente por la falta de coherencia y de autocontrol.

El “diálogo interno” refuerza la idea y las conexiones neuronales, que configuran y modelan la parte física (hardware) y funcional (programas) del cerebro, esta capacidad plástica del cerebro está relacionada con la frecuencia y la intensidad de un determinado estímulo o señal: cuanto más fuerte y repetido es el estímulo más aumenta la fuerza sináptica (más proteínas, enzimas, moléculas y reacciones químicas) lo que produce un mayor impacto en el mundo físico. 

La conciencia crea y modela a la realidad material

La actividad mental establece los límites y la forma del “si mismo” o lo que conocemos por Yo.

Sabemos además que el nivel consciente representa apenas un pequeño porcentaje de la actividad total de la conciencia y que esta actividad emergente es el resultado de procesos o programaciones subconscientes. Solo llegan a la superficie los estímulos con suficiente energía que logran atravesar un determinado umbral por debajo del cual no se es consciente y por arriba si.

Cuando nos enteramos de algo, esto en realidad ya fue gestionado unas fracciones de segundo antes en los niveles subconscientes.

Por este motivo es importante filtrar con la atención y la negación (oposición), esta incesante actividad de la mente, ya que, y esto está demostrado por la ciencia, lo que consideramos como un “yo” real y sustancial o como un pensamiento propio y original, es simplemente una proyección y actualización momentánea de múltiples causas y factores entrelazados, más cercanos a un sueño que a algo “sustancial”.

Una proyección de imágenes e ideas sin sustancia propia.



Es la naturaleza holográfica de la realidad.

Nos cuesta aceptar esta verdad porque nuestros sentidos informan lo contrario y porque no comprendemos bien de que están hechas las cosas.
Si asumimos que el mundo físico es una creación de algo que no es físico, podremos realizar que la esencia de la materia es una vibración sutil con diferentes grados de conciencia.

Lo que la ciencia ha descubierto al explorar los niveles más profundos de la realidad es que nuestro universo está estructurado en niveles o planos de creación conectados los unos con los otros.

Estos niveles o planos de creación, van desde el nivel físico perceptible a nuestros sentidos, a los niveles más profundos: las moléculas, los átomos, las partículas elementales, el nivel cuántico, la luz, hasta la pura conciencia unificada, es decir, la conciencia o mente creadora (el TODO). Mundos dentro de mundos, dentro de otros mundos. 

Un universo estructurado en múltiples niveles de creación
La Creación diversificada en múltiples universos

La esencia de la Creación es la conciencia, el universo es una creación de la mente de Dios.
La conciencia se mueve y genera energía, que desacelera y se cristaliza o materializa. La materia es energía, la energía es conciencia. No existe nada fuera de la mente.

Por esta razón la conciencia está creando el nivel físico Y este plano material le sirve de vehículo o herramienta para poder manifestarse.

Nuestra mente es una proyección de la única Mente, es decir de la conciencia unificada. No existe por si misma, solo puede existir en interdependencia, compartimos esta esencia, emergemos de ella.
La individualidad solo aporta un punto de vista diferente, único, y aquí reside la clave de la experiencia y el autocontrol.


La ilusión del control consciente

En consecuencia, la sensación subjetiva de control consciente de la conducta y del comportamiento, es una ilusión.

La mayor parte del tiempo la conducta de los seres humanos no son más que respuestas reflejas no conscientes, y esto es un hecho demostrado por la ciencia. Se ha demostrado que nuestro cerebro toma las decisiones casi 1 segundo antes de que las asumamos conscientemente (Benjamin Libet, Kornhuber y otros).

Al carecer de una educación y un entrenamiento apropiado, la mayoría de las personas piensan de manera reactiva, es decir, reaccionan a los fenómenos de manera refleja y condicionada.

El proceso de decisión consciente necesita por lo menos 1 segundo para poder actuar, es decir, el consciente no puede reaccionar a un estímulo o una agresión externa si la respuesta tiene que tener lugar en menos de 1 segundo.
En la mayoría de los casos, la información no llega al nivel consciente, así que no te enteras.

Esta manera de proceder de la conciencia se debe a que el cerebro al recibir un estímulo, a través de cualquiera de los cinco sentidos, lo registra en dos lugares: uno es en las amígdalas cerebrales y el otro en el neocórtex

La amígdala cerebral es una estructura con forma de almendra formada por neuronas localizada en la profundidad de los lóbulos temporales. Es la encargada de recibir las señales de peligro potencial y la que desencadena una reacción capaz de salvar la vida. Su papel principal es el procesamiento y almacenamiento de reacciones emocionales.

La amígdala es por lo tanto la primera región del cerebro en recibir un mensaje de peligro o agresión. Es muy rápida y en un instante nos indica si debemos atacar, huir o detenernos. 

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La corteza (neocórtex) es la capa cerebral externa más nueva en la evolución. En esta delgada capa de neuronas se llevan a cabo funciones superiores como la planificación, el razonamiento y el lenguaje (especialmente en el lóbulo frontal), está más lejos que la amígdala y recibe los mensajes sensoriales más tarde, pero a diferencia de la amígdala, tiene mayor capacidad de evaluación y procesa mejor la información. Además, la corteza se comunica con la amígdala para evaluar el peligro antes de reaccionar.

Debido a la multiplicidad de conexiones la información viaja en todas las direcciones del espacio-tiempo y es procesada e integrada para dar un sentido de unificación y responder de manera eficaz. Esta es una característica holográfica de la conciencia y el cerebro es el editor que crea y proyecta este verdadero holograma, que es lo que llamamos realidad. Una realidad holográfica.

Como conclusión, de acuerdo a estas (y a otras) investigaciones, es imposible que el ser humano determine conscientemente sus propios actos.

Lo que se llama libre albedrío es en realidad la capacidad de veto que tiene la conciencia para bloquear o abortar un acto iniciado por el cerebro.
Hay cantidad de programas que se están ejecutando por debajo del nivel consciente y ni nos enteramos, excepto cuando atraviesan el umbral crítico y se manifiestan como un pensamiento consciente. A continuación nos identificamos con esta actividad y creemos  que ese pensamiento es creación propia: “una idea original”.

El cerebro procesa miles de millones de bits por segundo y solo somos conscientes de unos 2000 (¡en el mejor de los casos!), que incluyen estímulos externos, internos e información residual y con esos nos arreglamos para crear la realidad cotidiana

Otras investigaciones han establecido a su vez que el presente dura aproximadamente tres segundos para todas las personas.

3 segundos es el lapso de tiempo que necesitamos para distinguir sucesivos estímulos sonoros o lumínicos, para guiñar un ojo o para cualquier movimiento corporal, y aunque una experiencia cualquiera nos parezca larga o corta, son sólo sensaciones y reverberaciones que no tienen que ver con nuestra conciencia del presente.

La mayoría de las personas necesitan por lo menos tres segundos para tener conciencia de un "momento" y a partir de ese período de tiempo, se va creando una realidad continua y el mundo se vuelve "real" para la conciencia humana.
Por eso nuestro “pensamiento consciente” es lento, solo se mueve en 2 direcciones y contiene muy poco información y energía.

La mayor parte de la programación subconsciente es instalada desde que el día que se nace, mediante la educación y la repetición de estímulos en el medio socio-cultural, la familia, la escuela y también, cada vez más, por los medios de comunicación e Internet.
Estos programas subconscientes modelan y dirigen la actividad consciente (obviamente sin que nos demos cuenta de ello).

Es difícil aceptar esto, por lo menos conscientemente. Pero consideremos el resto de la actividad fisiológica del cuerpo. ¿Acaso controlamos su temperatura, su medio interno y su pH o sus complejas reacciones químicas? ¿Alguna vez le dijimos al hígado lo que debe hacer o a cada célula la velocidad con que debe migrar o dividirse? ¿Podemos decidir la duración natural de nuestras vidas?  ¿Entonces, somos simples espectadores?

En realidad no. Somos observadores con capacidad para modelar la realidad. Nuestros pensamientos y emociones impactan en el mundo físico y lo afectan.
Por Eso el control es la clave.
                                                                                           
Cuando realizamos nuestra verdadera naturaleza y comprendemos que nunca hubo otro lugar más que aquí ni un tiempo fuera de este “ahora”. En ese momento empezamos a participar en la programación de la actividad mental y en el control de nuestras acciones

La verdadera libertad surge del autocontrol.



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Es evidente que la vida nos atraviesa, nos crea, nos transforma. Estamos vivos porque el universo está vivo y es consciente, y cada uno es una manifestación de esta conciencia.

El autoconocimiento es una cualidad superior de la conciencia. Representa su aspecto evolucionado y equilibrado.

La mirada interior es propia del ser evolucionado

Es equilibrada por que le aporta al pensamiento consciente información proveniente de la profundidad del ser, información contenida en los estratos no conscientes, en cada célula, en cada partícula, que se complementa y armoniza con la información que proviene de otras partes del cerebro y del entorno.

Esta es la semilla de la sabiduría que va a generar un pensamiento absoluto o activo, es decir que no es relativo ni reactivo. Un tipo de pensamiento que lo envuelve todo e incluye a todos los seres y cosas.
Un pensamiento que va más rápido que la luz y entonces se mueve en todas las direcciones del tiempo y del espacio.

En el Budo, que representa a las artes marciales tradicionales, y en el Aikido en particular, nos entrenamos para desarrollar este tipo de pensamiento, al que se le llama Nen.

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Nen connota la concentración en un solo punto, es el pensamiento-momento (aquí y ahora). La realización de nen es la clave para abrir la esencia del Aikido; de hecho, constituye el corazón del Aikido.

Lo primero que debemos desarrollar es la perseverancia, y luego pulir y aclarar nuestros pensamientos. Esto nos permitirá concentrarnos resueltamente en la tarea esencial de unificar el cuerpo y la mente.
La unificación del cuerpo y la mente es la clave del autocontrol y de la unión de nuestra conciencia con la conciencia universal. Esto se logra a partir del desarrollo de una energía (ki) fluida y poderosa.

“En el entrenamiento, la primera tarea consiste en disciplinar continuamente el espíritu, agudizar el poder de nen, y unificar el cuerpo y la mente. Esta es la base para el desarrollo del waza (técnica), que a su vez se desarrolla sin cesar a través de nen.

Es esencial que ese waza siempre esté de acuerdo con la verdad del Universo. Para que eso ocurra un correcto nen es necesario. Si tu nen está conectado a los deseos del pequeño yo, es erróneo. Desde que el entrenamiento basado en ideas erróneas va contra la verdad del Universo, invita a sus propias consecuencias trágicas y a una eventual destrucción.

Nen nunca está concernido por ganar o perder, y crece al conectarse correctamente al ki del Universo. Cuando eso sucede, nen se convierte en un poder sobrenatural que ve claramente todas las cosas en el mundo, incluso el movimiento más pequeño de la mano o el pie. Uno se convierte en un espejo claro que refleja todas las cosas, y puesto que uno se encuentra en el centro del universo, se puede ver con claridad todo lo que esté fuera de centro. Esta es la verdad de ganar sin luchar.

Para desarrollar los movimientos sutiles de ki sobre la base de nen, debes entender que el lado izquierdo del cuerpo (yang) es la base del arte marcial y el lado derecho (Yin) es donde el ki del Universo aparece.
Cuando uno llega al reino de la libertad absoluta, el cuerpo se vuelve luz y manifiesta transformaciones divinas. El lado derecho produce energía a través del izquierdo. El izquierdo se convierte en un escudo y el derecho en el fundamento de la técnica. Esta ley natural y espontánea de la naturaleza debe estar basada en el centro, y uno debe manifestar la propia libertad dinámicamente en rotación esférica.”
O´Sensei Ueshiba

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El cultivo de nen es la concentración del espíritu en un solo punto, ya que busca la unión con la realidad universal que nos trajo a esta vida en la tierra

En resumen, nen es la línea que conecta el ki de la mente-cuerpo con el ki universal.


La respiración es la clave del autocontrol y el puente que une el mundo visible con el infinito





Escuela Budo Shin


武 道心流

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