Lo
que llamamos “verdad” es la contraparte de eso que denominamos “falso”. Esta es
la pequeña verdad, la verdad “relativa”. No es la verdadera verdad, que es
absoluta, ya que incluye a todo. La verdad absoluta es lo real, lo verdadero.
En
nuestra realidad física, relativa, algo puede ser verdadero y falso al mismo
tiempo. Dos personas pueden discutir por la verdad y las dos tener razón al
mismo tiempo, o estar equivocadas, (que es lo mismo).
La
verdad absoluta es una. Incluye a los contrarios y diluye las oposiciones. La
verdad es inmóvil y eterna. Dios, el Creador, el Espíritu, la Conciencia
creadora, la esencia de toda la Creación (como prefieras), es la verdad y toda
la Creación manifiesta esta verdad.
La
esencia, la fuente, la raíz, lo fundamental, es lo verdadero y es invisible a
los ojos.
Las
manifestaciones, las ramas, lo accesorio, todo lo que percibimos, es lo
ilusorio.
El espíritu es la
raíz, la fuente de toda la creación
Dios
es fuego, agua, luz y aire. Es fuerza centrífuga y centrípeta, yin y yang. Es movimiento
y unidad. Es espacio y es materia.
Desde
los orígenes hasta nuestros días, el universo continúa evolucionando siguiendo
los principios de la creación universal, el principio de los opuestos que
permite el surgimiento de la vida y la transformación.
La
comprensión de esta verdad permite la liberación total del ego, la pequeña
mente que fija los límites al espíritu del ser humano.
La
mayoría de las personas no comprenden el sentido de la materia y a menudo
malinterpretan la realidad y las manifestaciones del mundo físico y esta es la
causa principal de los sufrimientos, la separación, las guerras, el abuso y la
carencia en nuestra sociedad humana.
Los
religiosos no comprenden el Espíritu ni las leyes de la creación y están
separados de Dios, aunque se esfuercen con plegarias y ritos vacíos.
Los
científicos no comprenden la gravedad, y en consecuencia la materia y piensan que
estamos bajo su control, que nos aprisiona y por eso todavía siguen hablando de
un universo mecánico, considerando al espacio vacío y preguntándose si habrá
vida en otros planetas. Trabajan con electricidad desde hace mucho y no pueden
aceptar que todos los fenómenos cósmicos son electromagnéticos. Cuanta
ignorancia!
El
espíritu mueve la energía (que es electricidad) y esta se condensa en materia. Vivimos
en un universo eléctrico. Habitamos un cuerpo eléctrico.
Lo
peor es que niños y jóvenes en todo el mundo son educados con ese modelo obsoleto,
estéril, frío y “pseudocientífico”.
El
universo esta vivo. La esencia del universo es la conciencia. Todo es vida.
La
mayor fuerza de gravedad se encuentra en el vacío, pero no es un vacío sin
nada, es un vacío lleno de potencial. Lo denominamos así porque nuestros sentidos
no captan nada más que la materia y son insensibles al flujo de energía
cósmica.
La nada en realidad significa
ausencia de ego
Al
no comprender este principio, nos aferramos a una imagen construida de nosotros
mismos y la congelamos en el tiempo-espacio, pero esto que nos brinda aparente
seguridad y comodidad se convierte en nuestra prisión mental y la conciencia inevitablemente
toma la forma de esta prisión.
Este
estado de ignorancia es lo que hace que temamos a la muerte y a la desaparición
y que consideremos como “éxito”en la vida la riqueza material y la fama, pero
nadie se lleva nada de esta vida y la fama es como un sueño que tarde o
temprano se olvida.
Este
desconocimiento nos lleva a creer que lo que nos hace fuertes y resistentes es
la fuerza física, una fuerza ciertamente limitada.
La
verdadera fuerza surge de la unidad del cuerpo y de la mente, brota a partir de
la autoconfianza y el desapego, del coraje y la sabiduría. Es el resultado de
la alquimia interior entre el agua y el fuego, que da como resultado la energía
verdadera, en armonía con la energía universal y toda la Creación.
La
fuerza individual, que no es más que la fuerza del propio ego, es limitada y
estrecha, es como una cáscara que puede fácilmente romperse.
Tras
liberarse del ego, uno puede conectar con el verdadero amor, el respeto y la
autoconfianza.
He
aquí la auténtica fuerza.
Una
vez liberada del egoísmo, el miedo y la
ambición, nuestra vida y el universo forman parte del mismo mundo. Desaparecen
límites y fronteras en tanto que la energía ya no emana del cuerpo humano sino
del poder infinito del universo, fluyendo libremente, sin ataduras. La energía
individual resuena y armoniza con la energía cósmica.
O´Sensei
decía: “No soy yo quien controla mi energía. Yo estoy vacío pero por mi cuerpo
fluyen las energías del Universo. Éste es el poder universal”.
Quienes
se creen libres suelen responder a impulsos egoístas. Quieren hacer algo,
poseer o convertirse en alguien. Los apegos y los deseos egoístas no engendran
libertad ni traen la calma. La verdadera libertad nace del vacío, sólo éste
permite la unión con el Universo, con el Creador y la calma verdadera surge del
equilibrio y del autocontrol.
La Vía de la armonía
no es un camino fácil
La
verdad no ilumina a los espíritus ociosos. Se trata, en cambio, de un camino sembrado
de trampas y dificultades, con numerosas y duras pruebas para quien lo
transita. La experiencia concreta del conflicto es frustrante, pero la lucha
que supone el mejoramiento de las condiciones individuales y sociales lo es más
todavía.
Sin
embargo, el camino del conocimiento presenta desafíos que expanden la mente,
fortalecen el ánimo y permiten disfrutar de la alegría del aprendizaje.
“Yo
no soy un hombre, soy el Universo en persona’’, decía Morihei Ueshiba.
No
se trata de un delirio místico o de publicidad personal, sino de una verdad
simple y profunda.
Todos
nosotros procedemos de la materia estelar, somos hijos de la luz, de la luz
divina que ha creado todo, porque nuestros orígenes se remontan a la gran
explosión de la luz. Todos los elementos que forman la materia y dan forma al
universo han sido creados a partir de esta energía, la Tierra y el sol y
nuestros cuerpos están hechos con estos elementos.
Y
del mismo modo que al morir, una estrella restituye su materia al cosmos donde
será nuevamente utilizada, nuestros cuerpos se disolverán liberando nuestra
conciencia, que volverá naturalmente a la fuente original.
Si quieres encontrar la
verdad, sigue la luz de tu corazón
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