domingo, 13 de noviembre de 2016

El camino del conocimiento


Lo único de valor para un ser humano es el camino del conocimiento.

Y esto es porque en esencia somos conciencia y la conciencia es conocimiento, experiencia, memoria y realización. Podemos ser conscientes de esto, de nuestra verdadera naturaleza. Este es el don que nos fue otorgado.

El conocimiento es información, la información es energía y la energía es materia.
El conocimiento es poder.

Tu poder personal depende de la cantidad de energía e información que posees

¿Qué sentido tiene conocer cosas inútiles?

Eso no desarrolla tu poder ni expande tu conciencia, ni tampoco te prepara para el inevitable encuentro con lo desconocido.

El conocimiento no es un regalo. Lo que ha de aprenderse debe aprenderse arduamente.

Pero que a veces sea difícil no significa que no deba hacerse.
Que algo sea fácil no implica que sea verdadero.

La disciplina y la motivación, son fundamentales y debes cultivarlas y protegerlas de tus malos hábitos.

Gastamos nuestro tiempo limitado y nuestras energías ocupándonos de nuestra persona y de la vida ordinaria a la cual esta sujeta.

Ocuparse demasiado de uno mismo produce un cansancio enorme. Un ser humano en esa posición está ciego y sordo a todo lo demás. La fatiga misma le impide ver las maravillas que lo rodean y su falta de energía no le permite llegar a la profundidad de su ser.

La idea que tenemos del mundo y de nosotros mismos es debida a nuestra educación y somos educados como los caballos con orejeras, solo percibimos lo que nos enseñaron a ver.

Pero el conocimiento no es algo abstracto ni algo ajeno a tu ser.

Una enseñanza Zen dice: "conocerse a si mismo es olvidarse de si mismo, al olvidarse de si mismo uno puede estar en unidad con el cosmos entero".

Olvidarse de si mismo significa trascender la mente ordinaria apegada a los objetos, a las personas y a las situaciones. Es la pequeña mente, que llamamos “ego” o “yo mismo” a la cual estamos habituados y conectados todo el día. Esta mente reactiva es altamente adictiva y genera abstinencia con mucha facilidad, lo que crea confusión y contradicciones.

Cada vez que te propongas aprender debes esforzarte como el que más, y los limites de tu aprendizaje estarán determinados por tu propia naturaleza y la determinación de tu búsqueda. Por eso, no tiene sentido hablar del conocimiento como si fuera algo separado, o algo que existe por si mismo.

El miedo al conocimiento es natural; todos lo experimentamos, y no podemos hacer nada al respecto. Porque el conocimiento es luz y nuestra mente ordinaria está demasiado acostumbrada a funcionar en la oscuridad, por eso andamos a tientas, inseguros y sin confianza, y nos hace dependientes de “bastones” y “ayuda exterior”.

Pero por temible que sea el aprendizaje, es más terrible la idea de una persona sin conocimiento.

El único pecado es la ignorancia

Hablamos de camino, pero tampoco se trata de un camino fijo, trazado de antemano por otro, como una vía o una autopista.

Un camino de conocimiento no tiene forma fija. Es como la vida, de manera que cualquier cosa es un camino entre un millón de caminos. Por eso debes tener presente que un camino es sólo un camino; es lo que te permite avanzar, transitar, experimentar y si sientes que no deberías seguirlo, no debes permanecer en él bajo ninguna circunstancia, pero tu decisión de mantenerte en ese camino o de abandonarlo debe estar libre de miedo o ambición.

Debes observar cada camino de cerca y de manera deliberada. Y hay una pregunta fundamental que debes hacerte: ¿Tiene corazón este camino?

Todos los caminos son lo mismo: no llevan a ninguna parte porque tampoco vienen de ninguna parte.
Sin embargo, un camino sin corazón nunca es agradable y si no hay agrado no hay aprendizaje.

La memoria depende de la energía del corazón
Sin emoción no hay aprendizaje

Un camino con corazón resulta sencillo y no te costará esfuerzo tomarle gusto; el viaje se te hará más fácil y gozoso y mientras lo sigas, serás uno con él.

Existe un mundo de felicidad donde no hay diferencia entre los seres y las cosas porque en él no hay nadie que pregunte por las diferencias.

Sin embargo ése no es el mundo actual del ser humano. Algunos  tienen la arrogancia de creer que pueden vivir en dos mundos, pero eso es pura ilusión.
Hay un único mundo para nosotros. Somos seres humanos, y debemos transitar con alegría el mundo de los seres humanos.

Los límites y la apariencia de ese mundo lo determina tu nivel de conciencia

Lo importante es no confundirse, puedes hacer tu camino en esta vida con tu ser ordinario o con tu ser luminoso.

La diferencia está en el conocimiento



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