jueves, 30 de noviembre de 2017

El Aikido nutre y desarrolla la vida humana

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por Mariano Giacobone

Para la mayoría de las personas la vida cotidiana en estos días está repleta de ocupaciones, obligaciones y distracciones. El ritmo de vida se acelera, el tiempo se acelera y el espacio de vida se reduce cada vez más.
¿Por qué entonces deberíamos invertir nuestro tiempo aprendiendo y entrenando Aikido? ¿Qué nos puede aportar que valga la pena para comprometernos en nuestra formación?

Para algunas personas, especialmente aquellas que son nuevas en el Aikido la respuesta puede ser simple: ganar habilidad en defensa propia, hacer ejercicio, desarrollar fuerza y flexibilidad, aumentar el nivel de autoconfianza, socializar.
Si bien estas motivaciones son correctas, el Aikido es un camino de formación y desarrollo mucho más amplio y profundo.

Cuando desarrolló el Aikido, O'Sensei Ueshiba no estaba simplemente tratando de crear un nuevo sistema de técnicas marciales o de autodefensa. Más bien construyó un camino para que cada uno de nosotros se hiciera fuerte pero compasivo, se motivara por el beneficio mutuo y no por lo competencia, sin tratar de ganar a expensas del otro sino volviéndose una fuente de armonía en el mundo, aprendiendo a resolver la discordia y la separación.


Aunque muchas personas quisieran llegar a este estado de ser, la mayoría no tienen ni idea de por dónde empezar ya que carecen de orientación y disciplina.

El Aikido es una vía que permite esa transformación personal porque toca todos los niveles de nuestra existencia y cómo nos relacionamos con el mundo.

El Aikido promueve el progreso en cinco áreas:

1) entender e incrementar el ki, la energía vital.

2) aumentar nuestro conocimiento y sabiduría a través del estudio y la

experiencia.

3) fortalecer y purificar nuestros cuerpos.

4) mejorar el comportamiento y elevar nuestras cualidades morales.

5) generar solidaridad y expandir nuestra conciencia.

La práctica del Aikido nos ayuda en todas estas áreas si practicamos sinceramente, con la intención de progresar y de ayudar a los otros.

Si bien es obvio cómo el Aikido contribuye a la comprensión de ki y al fortalecimiento de nuestros cuerpos, puede no ser tan claro cómo ayuda con la sabiduría, la ética o las habilidades sociales.

La razón por la que el Aikido puede proporcionar acceso a estos atributos es que todas las técnicas de Aikido se practican con otra persona y las lecciones son experimentadas en su totalidad por el cuerpo y la mente.

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En Aikido no solo aprendemos a movernos en armonía y a conectar con la energía de la otra persona, también aprendemos normas de conducta, responsabilidad y respeto mutuo, ya que la raíz del Aikido es el Budo, el camino tradicional del guerrero, de la persona que dedica su vida a pulir sus habilidades y aumentar su sabiduría y compasión para evitar y resolver cualquier conflicto.


En Aikido, uno puede aprender a cultivar técnicas físicas y estados mentales que hacen posible la armonía. Por otra parte, puedes tomar esta comprensión contigo mismo y una vez que dejas el dojo, usarlo en tu vida diaria.

Sin embargo, es posible practicar Aikido sin comprender estas lecciones más avanzadas. Puedes destacarte, aprender técnicas, e incluso llegar a ser bastante experto en lanzar a tu compañero y aún así perder el punto fundamental del Aikido. La clave para ir más allá de una comprensión superficial radica en cómo abordar tu formación y a tus compañeros.

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La meta de cada práctica y cada técnica es la de alcanzar estos objetivos más altos, este es el ideal y lo que convierte al Aikido en un camino espiritual de transformación y autosuperación.

Aprender a armonizar con la energía universal es aprender a volverse unidad con el universo, observar la naturaleza, aprender sus leyes, abrir el corazón y expandir la mente a una realidad más creativa, solidaria y feliz.

Cuando aprendes a unificar tu mente y tu cuerpo y aceptar la realidad del instante presente.
Cuando aprendes a sentir los ritmos y la armonía de la naturaleza.
Cuando te vuelves sensible a tu respiración y a tus procesos mentales, la transformación es sencilla, el universo opera por si mismo.

Continúa siempre aprendiendo y evolucionando!





Escuela Budo Shin
武 道心流









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