Purificando la mente y el
cuerpo
por Mariano Giacobone
Desde la antigüedad la
práctica de la “purificación” es fundamental en muchas culturas. En Oriente
sigue siendo muy común, particularmente en las escuelas de artes marciales,
pero también en la India (en el Ganges) y en Japón (rituales sintoístas).
Se puede comprender no solo
desde el punto de vista religioso, sino fisiológico y práctico. El cuerpo mismo
tiene mecanismos de purificación muy sofisticados. Los pulmones y riñones son
expertos en purificación. La célula misma es especialista en purificación.
Es importante antes entender
de lo que aquí se habla. Purificar significa: Eliminar lo que es extraño a alguna cosa, devolviéndola a su estado
original.
Esta definición es válida no
solo para el cuerpo físico, sino también para la mente y las emociones.
Misogi es un
método para purificar el espíritu, la mente y el cuerpo. Es un método tradicional
en las artes marciales y en el Aikido que se utiliza para preparar la mente y
acondicionar el cuerpo para la formación y para aprender a desarrollar el
kikaitandem o centro (la zona bajo el ombligo).
Algunas escuelas de Budo
practican el misogi con agua fría al amanecer.
El misogi también se puede
realizar al aire libre, en la naturaleza, en el mar, debajo de una cascada a
cualquier hora de la mañana como de la noche.
Puedes utilizar esta forma de
purificación para completar tu formación y elevar tu conciencia en el camino de
la perfección.
¿Qué significa elevar la
consciencia espiritual por medio del misogi?
Por medio de la purificación puedes
adquirir consciencia del amor incondicional que hay en ti y revelar la pureza
de tu espíritu.
Si el cristal de tu espíritu
está velado, su verdad no puede percibirse.
Las formas infinitamente
creativas del Aikido se fundamentan en esta verdad, que no conoce pasado ni
futuro; es la verdad del instante presente.
“En este instante de verdad sólo hay vacío. La muerte
no existe, sólo hay espíritu eterno. En este vacío se encuentra la sabiduría y
la diversidad del Aikido. No huyas al pasado, no sueñes con el futuro. Vive el
instante presente y descubrirás la verdadera esencia de tu ser.”
Ninguna fuerza exterior puede perturbarme, yo
permanezco en calma ante todo ataque, cualquiera sea su rapidez o estilo. ¿Por qué?
Porque estoy vacío, no estoy apegado ni a la vida ni a la muerte. Me remito
totalmente a la sabiduría de Dios. Hay que desapegarse de la vida o la muerte
frente al enemigo. Hagan lo mismo en vuestra vida de todos los días”.
Maestro Ueshiba
Renunciar al apego por la
vida no supone morir antes que luchar por la verdad o entregar tu vida en vano.
Renunciar al apego a la
muerte no implica emprender la huida o ser un cobarde.
Ambas reacciones reflejan
miedo y debilidad. Hay que evitar estar bajo el control del miedo y el egoísmo
ya que bloquean el corazón, vacían la energía (ki) de los riñones y anulan el “ojo
espiritual”.
El “ojo espiritual” es el ojo
que todo lo ve, que puede percibir más allá de la forma, del tiempo y del
espacio, es el ojo del discernimiento espiritual, el ojo de la sabiduría y la
clarividencia.
El ojo espiritual se
desarrolla naturalmente con el entrenamiento y la dedicación, pero es necesario
un corazón sincero y un amor incondicional hacia todas las existencias.
Sin pensar en huir, e incluso
si el dolor y la muerte amenazan, deben permanecer calmos, con el corazón libre
de todo egoísmo, con
confianza inquebrantable en vuestra unión con el Espíritu creador e infinito.
En esto consiste el espíritu
que rehúsa el conflicto. Ayer no es más que un recuerdo, mañana sólo una
esperanza, pero el instante presente es el real.
Cada momento contiene al
infinito
Cada momento es una expresión
de la verdad universal.
Pasado, presente y futuro no
pueden separarse pues están contenidos en esta realidad, en este instante
decisivo que no permite ninguna vacilación.
El miedo y el egoísmo
engendran la duda y este es nuestro verdadero enemigo.
La práctica del Aikido
permite cultivar el fuego del corazón y el amor incondicional, que generan
compasión y alegría de vivir, y su complemento, el agua profunda de la
sabiduría y la visión clara que permite mediante el orden, el control y el
desapego.
La espada de la compasión y
la sabiduría que corta la duda, el miedo y el egoísmo.
La verdad no es lógica.
Para descubrir esta verdad y
alcanzar este poder último, es necesario emprender tres formas de entrenamiento
simultáneas.
Deben entrenar el cuerpo, la
mente y el ki, la fuerza del alma que unifica cuerpo y mente, para estar en
armonía con el Universo.
Si la mente está en armonía
con el Universo, las palabras deben estarlo también. Las palabras deben surgir
de un espíritu claro. Seguidamente, los movimientos del cuerpo han de
armonizarse con las palabras. Éste es el secreto del Budo.
A través de esta milagrosa
función de ki, el cuerpo y la mente pueden unirse y, en virtud del
entrenamiento, puede comprenderse la verdad universal.
Entonces la mente será
transparente y el espíritu irradiará salud. De esta forma será posible resolver
todos los conflictos y convertir esta tierra en un mundo en paz. Pero si se utiliza
incorrectamente esta función milagrosa de ki, la energía viva del universo, el cuerpo y la mente caen en el
desorden y el Universo deviene un caos.
Es esencial que mente, cuerpo
y ki estén en armonía con los ritmos del movimiento universal, y para esto, la
purificación debe ser una práctica habitual. Eliminar cotidianamente residuos,
impurezas y bloqueos que oscurecen la mente, perturban el espíritu y debilitan
el cuerpo.
Escuela Budo Shin AIKIDO |
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