viernes, 11 de marzo de 2011

Fukanzazengi


FUKANZAZENGI
Principios universales para la práctica de zazen

La Vía es fundamentalmente perfecta. Penetra todo. ¿Cómo podría depender de la práctica y de la realización? El vehículo del dharma es libre y despejado de todas las trabas. ¿En qué es necesario aplicar el esfuerzo concentrado del hombre? En verdad el Gran Cuerpo está más allá del polvo del mundo. ¿Quién podría creer que existe un medio de desempolvarlo? El Camino nunca se aparta de uno, está donde uno está. Nada está lejos en este preciso lugar. ¿Qué sentido tiene ir a practicar allá o acá?

Sin embargo, si hay una fisura, por muy estrecha que sea, la Vía queda tan alejada como el cielo de la tierra. Si se manifiesta la menor preferencia o la menor antipatía, el espíritu se pierde en la confusión. Imaginen a una persona que se jacta de comprender y que se hace ilusiones sobre su propio despertar, al ver a medias la sabiduría que penetra todas las cosas, que unifica la Vía y clarifica el espíritu, y hace nacer en ella el deseo de escalar el mismo cielo. Esta persona apenas ha emprendido la exploración inicial de las zonas fronterizas y es aún insuficiente en la vía vital de la completa emancipación

¿Tengo yo necesidad de hablar de Buda, que estaba en posesión del conocimiento innato? Se siente todavía la influencia de los seis años que él vivió sentado en loto en una inmovilidad total. Y Bodhidharma, la transmisión hasta nuestros días del sello, ha conservado el recuerdo de sus nueve años de meditación delante de una pared. Si esto sucedía con los santos de la antigüedad, ¿como los hombres de hoy pueden quedar dispensados de practicar la Vía?

En consecuencia, deben abandonar una práctica basada en la comprensión intelectual, corriendo detrás de las palabras y ateniéndose al sentido literal. Deben aprender el giro que dirige vuestra luz hacia el interior, para iluminar vuestra verdadera naturaleza. El cuerpo y el espíritu se borrarán por sí mismos, y aparecerá vuestro rostro original. Si quieren alcanzar el Despertar, deben practicar el Despertar sin demora.

Para Zazen, conviene una habitación silenciosa. Coman y beban sobriamente. Rechacen todo empeño y abandonen todos los asuntos. No piensen: "esto está bien, esto está mal". No tomen partido ni a favor ni en contra. Paren todos los movimientos del espíritu consciente.

No juzguen los pensamientos ni las perspectivas. No tengan ningún deseo de convertirse en Buda. Zazen no tiene absolutamente nada que ver con la posición sentada o la posición acostada.

En el sitio donde tengan la costumbre de sentarse, extendiendan una alfombrilla de paja y pongan el zafu encima. Sientense en loto o en medio loto. En la postura del loto, pongan primero el pie derecho sobre el muslo izquierdo y el pie izquierdo sobre el muslo derecho.

Cuiden de aflojar vuestra ropa y vuestro cinturón, arreglándolos convenientemente.

Pongan entonces la mano derecha sobre el pie izquierdo y la mano izquierda dirigida hacia arriba sobre la mano derecha; los extremos de los pulgares se tocan.

Sientense bien rectos, en la actitud corporal correcta, ni basculada a la izquierda, ni basculada a la derecha, ni hacia delante, ni hacia atrás.

Tengan cuidado de que las orejas estén en el mismo plano que los hombros y que la nariz esté en la misma línea vertical que el ombligo.

Pongan la lengua pegada al paladar; la boca está cerrada; los dientes se tocan.

Los ojos deben quedar siempre abiertos, y debéis respirar suavemente por la nariz.

Cuando han conseguido la postura correcta, respiren profundamente una vez, inspiren y expiren. Basculen el cuerpo de derecha a izquierda e inmovilícense en una posición sentada estable. Piensen en no pensar. ¿Cómo se piensa en no pensar? Más allá del pensamiento (Hishiryo). Esto es en sí mismo el arte esencial de Zazen.

El Zazen del cual hablo no es el aprendizaje de la meditación, no es otra cosa que el Dharma de paz y felicidad, la práctica-realización del Despertar perfecto. Zazen es la manifestación de la última realidad. Las trampas y las redes no pueden nunca alcanzarlo. Una vez que han asido su corazón, son idénticos al dragón cuando sale del agua o parecidos al tigre cuando penetra en la selva. Pues hay que saber que en este momento preciso - cuando se practica Zazen - el verdadero Dharma se manifiesta y que desde el principio hay que apartar la flojedad física y mental y la distracción.

Cuando se levanten, muévanse suavemente y sin prisa, calmada y deliberadamente. No se levanten de manera súbita o brusca. Cuando se echa una mirada sobre el pasado, se percibe que la trascendencia de la iluminación o la no iluminación, que morir sentado o de pie, siempre ha dependido del vigor del Zazen.

Además, la apertura a la iluminación en una determinada ocasión dada por un dedo, una bandera, una aguja, un martillo, el cumplimiento de la realización gracias a un matamoscas, un puño, un bastón, un grito, todo eso no puede ser asido totalmente por el pensamiento dualista del hombre. En verdad, tampoco puede ser mejor conocido mediante el ejercicio de los poderes naturales. Eso está más allá de lo que el hombre escucha y ve ¿acaso no es un principio anterior a los conocimientos y a las percepciones? .

Dicho esto, importa poco que seamos o no inteligentes. No hay diferencia entre el tonto y el listo. Cuando uno concentra su esfuerzo en un solo espíritu, eso en sí mismo es practicar la Vía. La práctica-realización es pura por naturaleza. Adelantar es un asunto de cotidianeidad.

En conjunto, este mundo y los otros, a la vez en India y en China, respetan el sello de Buda. La particularidad de esta escuela prevalece: simplemente devoción a la meditación sentada, sentarse inmóvil en un compromiso total. Aunque se dice que hay tantas almas como hombres, todos realizan la Vía de la misma manera, practicando zazen. ¿Por qué abandonar el asiento que os está reservado en la casa para errar en las tierras polvorientas de otros reinos? Un solo traspiés, y os escapáis de la Vía trazada toda recta delante de vosotros.

Tuvieron la suerte única de tomar una forma humana. No pierdan su tiempo. Lleven vuestra contribución a la obra esencial de la Vía de Buda. ¿Quien tomaría un placer vano de la llama que surge del silex? Forma y sustancia son como el rocío en la hierba, el destino semejante a un relámpago - que se desvanece en un instante - .

Os lo ruego, honrados discípulos del Zen. Acostumbrados desde hace mucho tiempo a tantear al elefante en la oscuridad, no teman al verdadero dragón. Concentren vuestra energía en la Vía que indica el absoluto sin desvío. Respeten al hombre realizado, que se sitúa más allá de los actos de los hombres. Pónganse en armonía con la iluminación de los Budas; sucedan a la dinastía legítima del Satori de los Patriarcas. Condúzcanse siempre así y seran como ellos son. Vuestra habitación del tesoro se abrirá por sì misma, y podrán utilizarla como mejor os parezca.

Maestro Dogen (1200-1253)

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