Nací con mi universo y moriré con mi universo
Extraido del libro del Maestro Kodo Sawaki: "El Zen es la mayor patraña de todos los tiempos".
Cuando se habla de “Sawaki”, sé que se trata de mí, aún cuando no se añada ningún “Kodo”. Si “Sawaki” llena todo el universo, no hay ningún “Sawaki” aparte del universo y tampoco ningún universo aparte de este Sawaki. Creemos que vivimos por nuestras propias fuerzas, pero en realidad es la gran naturaleza la que nos mantiene con vida. Tu vida no te pertenece a ti solo: es universal.
Esta vida universal es tu yo, es el verdadero cuerpo humano que llena el cosmos entero. Zazen quiere decir vivir la vida universal, es decir, tu yo. Esto significa a su vez manifestar y dar testimonio del universo entero. Cuando practico zazen yo solo, el universo entero lo practica conmigo, está incluido en el zazen.
Vivir tu vida por ti mismo significa llenar todo el universo.
Tú solo llenas todo el universo. En esto radica el sentido profundo del zazen.
¿Quién realiza la verdad universal? ¿Quién sino tú mismo?
La religión no es más que tu propia vida
¿Qué puede haber más lastimoso que alguien que se queja constantemente de su propia desgracia? Entre tú y Sakiamuni Buda no existe la menor distancia. Cuando conozcas con claridad que tu vida está conectada con el universo y que ninguna distancia te separa de Buda, ya no te importará si en el escenario representas un papel principal o secundario: en cada una de tus acciones desplegarás toda tu fuerza vital.
Es interesante darse cuenta de que el aspecto de este mundo depende de la actitud que tomes ante él.
La Vía del Buda es tu verdad propia y personal. Pero esto no significa que este camino termine con tu propia liberación personal (eso sería Hinayana). En el Mahayana, por el contrario, estás conectado no sólo a Buda, sino también a todos los seres que sufren y arden en los infiernos. El zazen es tu propia verdad personal, con la cual liberas tanto el eterno pasado como el eterno futuro. Es un hecho objetivo que en lo profundo de tu subjetividad, en tu fuero interno, puedes darte cuenta de que cuando algo te va mal, también le va mal al sol y a la luna. Cuando, por el contrario, algo te va bien, hasta los rábanos que tienes en el plato sonríen. Pero cuando estás furioso, hasta la alfombra se excita contigo. En eso se encuentra la raíz de tu mundo.
Lo que ves no se encuentra fuera de ti mismo.
Por eso puede también decirse que todos los fenómenos no son más que tu propia sombra. Lo que los otros ven no es tu propia experiencia. Tú has de descubrir tu propia verdad.
El satori no se encuentra en alguna parte ahí fuera: se trata de ti mismo. Se trata de dar un giro de 180 grados a tu modo de vida, a tu modo de ver las cosas, de oír y de oler, de degustar y saborear. Has de regresar a la vida.
Nunca encontrarás la respuesta en los libros
El marco de nuestro ego es tan limitado que sólo vemos el mundo muy desfigurado. Observamos las cosas como a través de unas lentes tintadas. Y eso que vemos, a menudo ni siquiera existe: ¡nos fijamos sólo en las telarañas que tenemos ante los ojos! Hemos que quitarnos esos anteojos tintados para poder ver las cosas tal como son: transparentes y sin afeites. Entonces conoceremos también que las montañas y los ríos, los árboles y los prados no existen separados de nosotros.
Este mundo es tu mundo, es mi mundo. Es como si millones de luces, una por cada persona, se iluminaran mutuamente. Cuando yo muera, también morirán conmigo mi monte Fuji, mi cielo y mi tierra. Esta taza de té morirá conmigo.
Soy mi propio mundo. Si muero, el mundo muere conmigo. Dirás: “Pero aún cuando tú mueras, ¡este mundo seguirá existiendo!”. No, mi parte del mundo muere conmigo. Pues cada uno de nosotros está completo, sin que falte nada. Seguir la Vía del Buda significa hacerse plenamente consciente de este hecho.
Vienes al mundo con tu universo, y cuando mueres, tu universo muere contigo.
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